Imagen de un colegiado siguiendo las evoluciones de un partido disputado esta temporada. | L. BECERRA

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Los árbitros quieren parar. La espiral del violencia de las últimas jornadas ha situado a los colegiados de Baleares en una situación límite y muchos representantes del estamento están dispuestos a acogerse a su derecho a no dirigir partidos este mismo fin de semana. Fuentes consultadas por este periódico aseguran que muchos están «a punto de explotar» después de que se sucedan los incidentes y que pasen las semanas sin soluciones y sin que los actos de extrema gravedad que se producen de forma regular ni siquiera se hagan visibles.       

El pasado fin de semana no ha sido precisamente una excepción en la vorágine de agresiones y amenazas que se están multiplicando con el paso de las semanas. Uno de los episodios más graves tuvo lugar el pasado domingo en el encuentro de Tercera Regional que enfrentó al Xilvar B y al Son Ferrer y que se saldó con el árbitro en el hospital con una rotura de tímpano después de ser agredido por uno de los jugadores.   

La violencia, además de física y verbal en las gradas y terrenos de juego, también se extiende a las redes sociales. Un trencilla ha presentado una denuncia tras ser amenazado de muerte tras su arbitraje a través un mensaje directo en su cuenta de Instagram. «Qué malo eres, como vuelvas a Algaida no sales vivo», fue el mensaje que un usuario con identidad oculta mandó al árbitro, que acudió a la Policía Nacional para poner su caso en conocimiento de las autoridades competentes.

Batalla campal

La violencia también está al rojo vivo en las gradas y este fin de semana se produjo una batalla campal en el partido que enfrentó al Atlético Peguera y al Sporting Son Ferrer. El gol de la victoria local (2-1) en el último minuto y la posterior celebración desembocó en una trifulca entre jugadores y asistentes con múltiples implicados y un accidentado final de partido. También el partido de Tercera División entre el San Rafael y el Portmany estuvo parado durante más de diez minutos después de que se lanzaran de forma continuada objetos a uno de los árbitros asistentes. Los colegiados, que llevan semanas madurando la idea, lamentan que incidentes tan graves no estén teniendo repercusión y que pasen las semanas sin que trasciendan las agresiones de las que están siendo víctimas. Creen también que son muchos los episodios graves que están saliendo «casi gratis» a los infractores, que se siguen creyendo con la impunidad no sólo de insultar y amenazar si no también de agredir.