Jaume Mora disputa un balón con un rival en una imagen del partido de ayer. | Gemma Andreu

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El Atlético Villacarlos refrendó el cambio de imagen ofrecido ante el San Francisco para atrapar un empate de entidad frente a la Damm en un encuentro manejado, como era de esperar, por los visitantes que se encontraron a un adversario crecido, ordenado e intenso que no dio facilidades y que se esforzó al máximo para añadir otro punto -cuatro en dos partidos y manteniendo en ambos la meta a cero- al casillero. Ahora mismo el conjunto de Joan Melià ha cambiado el semblante, el grupo se vacía, no tiene los errores que costaban goles y situaciones que se tornaban adversas, acompañan. Cierto que la Damm también puso su granito para llevarse los tres puntos, tuvo alguna ocasión más que las generadas por el cuadro de Es Castell pero careció de la efectividad mostrada frente al Barcelona. Al final, el derroche local le alcanzó para sumar otro punto.

El cuadro cervecero puso la directa nada más comenzar buscando un gol para obligar al Villacarlos a otro tipo de partido. El once amarillo trabajó la presión e intentó salir cada vez que pudo con metros por delante pero le faltó claridad en ataque para sorprender. Los visitantes abrieron el campo por la banda derecha con Lucas y Víctor pero su una de sus virtudes, la rápida circulación de balón se estrelló ante el entramado menorquín. Una falta ejecutada por Cande (22') fue el primer aviso catalán que vio frenado su dominio hasta que en el tramo final de la primera parte, Lucas finalizó una acción iniciada en la banda opuesta desviando Raúl y poco después Aarón remató al larguero.

Luis García no esperó más viendo la impotencia de su equipo y en el descanso metió a Pauner y Jawad y poco después a Dome, para encontrar soluciones en ataque. El Villacarlos, que había perdido a Andreu por lesión, tuvo su primera ocasión en un cabezazo arriba de Luke (54') tras una falta botada por Guti. La Damm, que ya acumulaba muchos jugadores por delante del balón, rondó el gol en una acción de Jawad cuyo remate lo despejó Raúl, y Pauner que vio como su tiro cogía el efecto hacia afuera para alejarse del palo. Amparado en su trabajo colectivo, sin realizar concesiones aunque con dificultades para aparecer en ataque -Agusti se fajó arriba en solitario- el Villacarlos dio el susto al rival tras un saque de esquina que el propio Agustí peinó saliendo fuera el cuero por centímetros. Con problemas por el enorme esfuerzo y la carga de partidos en pocos días, el equipo de Joan Melià sufrió por última vez con una internada de Víctor cuyo centro se paseó por el área pequeña.