El ascenso a la máxima categoría del fútbol juvenil —División de Honor— deberá esperar. El Atlético Villacarlos desperdició ayer ante el Atlético Baleares la primera oportunidad para rubricar la página más brillante de su historia, junto con el ascenso a Tercera División. La única nota positiva que deja la primera derrota de la temporada a domicilio es que la próxima oportunidad para alcanzar la gloria será el domingo en casa ante el Constancia, arropados por la afición.
El técnico menorquín, Lluís Vidal, optó por un planteamiento conservador de salida consciente de que quien se la jugaba era su rival. Los de casa no renunciaron a ese papel protagonista y acumularon un puñado de ocasiones en la primera mitad, la más clara un disparo al travesaño de Víctor, a escasos metros de la línea de gol.
En la reanudación el conjunto villacarlino dio un paso al frente en busca del zarpazo definitivo al partido y a la competición. Ese cambio de mentalidad se tradujo pronto en el 0-1, obra de Lluís, al culminar una acción de Zakary. El partido podría haber quedado resuelto si el colegiado hubiera señalado penalti sobre Pere, derribado en boca de gol. Vidal movió el banquillo y modificó todas las piezas de ataque, buscando frescura para una contra letal. Sin embargo, la falta de determinación arriba mantuvo con vida a los blanquiazules, que empataron a la salida de un córner y dieron la vuelta al partido en el tiempo de prolongación, con un gol en propia puerta de David. A falta de tres jornadas para la conclusión, una victoria ante el Constancia o lograr el mismo resultado que su inmediato perseguidor, pondrá el broche de oro con el ansiado ascenso.
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