‘cas caixer senyor’. Como si del día 23 de junio a las 14 horas ya se tratara– momento del ‘Primer Toc de Fabiol’– un emocionado Sergi Enrich visitó con «Es Diari» ‘Cas Caixer Senyor’. | Gemma Andreu

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Tan tímido, discreto y sencillo como siempre, uno de los delanteros de moda en LaLiga, el menorquín de la SD Eibar, Sergi Enrich, se ha sentado con «Es Diari» para hacer balance de un año «histórico», como él mismo lo califica. Sorprendido– o ya no– por las continuas muestras de afecto y simpatía de su gente por las calles de Ciutadella, el 'pichichi' del equipo vasco habla las mil maravillas de su club; eso sí, no cierra las puertas a seguir creciendo, en Ipurua o donde sea. «Nunca se sabe», dice, valorando muy positivamente su gran año en el capítulo personal y dejando claro que todavía no ha tocado su techo. Un Enrich que quiere 'cazar' al histórico Biel Taltavull, alaba a Marco Asensio y llora el descenso de sus dos clubes queridos; su Mallorqueta y el Penya Ciutadella.

Bueno, ¿ya tocaban no vacaciones largas? Con Sant Joan incluido, como toca para un 'santjoaner' y ex'cavaller' como usted...
— Pues sí. Tras una temporada intensa tenemos el premio de descansar y coger fuerzas junto a la familia y amigos. Y sí, Sant Joan claro; una fecha marcada cada año y que la cojo muy ilusionado. Nada de fútbol, que las piernas descansen.

Directos al grano, ¿dónde jugará el año que viene Sergi Enrich?
— De momento en la SD Éibar, donde tengo contrato y me quedan dos años. Nunca sabes lo que puede pasar y renové porque me siento muy a gusto en Ipurua, mejorando el contrato en todos los aspectos. Estoy feliz y este curso el Eibar y yo personalmente hicimos historia.

Hay quien dice– o piensa– que su renovación fue para poder salir y que el SD Eibar se lleve un buen pico.
— A ver, tengo claro que me renovaron porque valoraron mi trabajo en el club. Sí que es cierto que en invierno tocaron a la puerta de Ipurua para pagar mi cláusula pero me demostraron que por dinero no querían venderme porque de haber querido, me vendían e ingresaban 10 millones de euros por mí.