Al fin, quince partidos después, el Penya Ciutadella logró ayer por la tarde una victoria, ante el Ciudad de Ibiza (2-0). Un triunfo sembrado en pleno vendaval en el Municipal de Son Marçal y que invita a soñar en el seno azulado.
El fuerte viento ya daba a entender ayer en Ciutadella que sería muy complicado jugar a fútbol. El Penya que entrena Pere Vadell lo tuvo en contra en la primera mitad ante los de Eivissa, por lo que la iniciativa en el juego la llevó de entrada el equipo pitiuso. En apenas quince minutos, éstos ya habían lanzado sobre el marco local defendido de nuevo por el joven ferrerienc Alejandro Pozo hasta en siete ocasiones, aunque ninguna entre los tres palos.
El Penya Ciutadella pisó el área rival en el primer minuto en una jugada del veterano Llonga y no lo volvió a hacer hasta la jugada del primer gol menorquín. Se lanzó un saque de falta con balón a la olla que acabó en saque de esquina, y tras él, Dani en el á rea chica cabeceó a la red. Fantástico. Primera llegada, primer gol (1-0) e ilusión en poniente.
No cambió el guión y el Ciudad de Ibiza seguía manejando mejor el esférico sobre el terreno de juego, jugando en terreno local casi siempre. Se fue acercando y el portero local empezó a tener trabajo. En el minuto 22 de la primera parte detuvo en dos tiempos un balón por alto mandado por Brian. En el minuto 33 rechazó con el pie un disparo de Gallego y ya en el 38' puso una mano que con la posterior ayuda del palo evitaron el empate de los visitantes tras un saque de esquina muy cerrado. No terminó ahí su gran actuación ya que en el minuto 41 otra buena intervención evitó el gol visitante y la igualada 1-1. Se pasaron apuros pero se llegó al descanso con ventaja en el marcador y licencia para creer en el triunfo tras más de dos meses de sequía. El juego en el Municipal de Son Marçal no era ni mucho menos para tirar cohetes pero se logró lo más difícil con el viento en contra.
Tras pasar ambos equipos por los vestuarios, con la ventaja en el marcador y con el viento a favor, el panorama era de optimismo en el equipo ciutadellenc. Pero al Penya le faltó más control y un poco más de calma para afrontar los contragolpes. A la mínima que podía lanzaba de lejos, pero sin acierto.
El Ciudad de Ibiza, por su parte, no mostraba tanto peligro como en la primera parte en la que jugó con la Tramontana a su gusto y los minutos iban pasando, con la ventaja mínima para los locales. Los últimos minutos fueron algo más ajetreados, sin estar del todo cerrado el encuentro para los jugadores azulados.
En el minuto 80 de partido, Barber vio como su chut lo repelía el palo visitante. En el 84, cuatro después de esta jugada, el Ciudad de Ibiza realizó su mejor acción ofensiva de la segunda mitad. Pero ahí estuvo de nuevo el cancerbero local, Alejandro, para evitar el empate. Y un minuto después, la sentencia y el éxtasis para la parroquia menorquina. Contra local, Llonga perfecto para Carlos, gran control orientado en carrera y perfecta definición ante el meta ibicenco. Segunda diana de la tarde y definitiva. Alivio y del grande para el Penya Ciutadella, muy necesitado de alegrías a modo de triunfos. Más, vistos los resultados de esta última jornada, a los que el propio Pere Vadell después del encuentro se refirió.
Ya no había tiempo para más en Ciutadella. La tensión, el agobio, la frustración y la ansiedad de las jornadas anteriores, por fin se liberaron para la cúpula que encabeza Vadell.
Ahora a seguir. No será fácil, pero tampoco es imposible. Y ayer lo demostraron.
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