No debe ser nada fácil estar a más de seis mil kilometros de tu casa, de tu familia, y llegar a una nueva ciudad sin conocer a nadie. Eso es lo que le ocurrió a Dominique Zinho (Dakar, 1994), uno de los defensas centrales en el CD Menorca de la División de Honor Juvenil. Una gestión del presidente del club, Ángel Río, lo trajo a Maó desde Almería, donde emigró con parte de su familia, y a la vista de las estadísticas está siendo tremendamente rentable: menos dos partidos, ha disputado los noventa minutos de 23 encuentros y 62 de uno. Es decir, que Domi, un hombretón de 1'82 metros, es uno de los jugadores imprescindibles para Lluís Vidal.
Su currículum fubolístico muestra inicios como cadete en el Roquetas y el Almería, y como juvenil, en la UD Almería, La Cañada y Poli Ejido. En el apartado de características, las referencias lo ponen por las nubes. "Es uno de los mejores centrales de la categoría. Alto, muy rápido, va muy bien de cabeza y en el corte es implacable. Se complementa muy bien con cualquier central que le pongan".
¿Qué hace un chico como él en un lugar como este? "Mi agente me dijo que aquí me querían. Este es mi último año como juvenil, y quiero ser futbolista profesional... Ojalá llegue a Primera División", comenta un chaval que reconoce que "no sabía nada de este sitio" pero "ahora solamente tengo un objetivo. Quiero acabar mi etapa de juvenil salvando al Menorca. Me identifico totalmente con este grupo, con este equipo y con este entrenador. Puedo decir muy claro que somos una piña... Y que nos vamos a salvar. Seguro".
Domi está totalmente convencido de la salvación, a pesar de que el otro día ante el San Francisco "fue un palo. La manera de perder fue muy duro. Además, si hubiéramos ganado, teníamos ya la permanencia... Pero sigue dependiendo de nosotros mismos". Lo dice muy convencido y argumenta su idea. "El equipo está bien. Hay buen ambiente y los partidos... A veces salen bien y otras mal, pero estamos centrados".
Ese 'centrados' tiene explicación. "Lluís Vidal siempre está encima nuestro. Nos recuerda lo que cuestan las cosas, que no nos durmamos, que tengamos los pies en el suelo. Es un gran entrenador. Nos exige y sabe dirigir los partidos". Y va más allá, sin cortarse un pelo. "La gente dice muchas cosas, y no tiene ni idea. Lluís es un tío que va de cara. Al principio te puede molestar pero, cuando lo conoces, sabes que te lo dice para que te espabiles. Es un tío cojonudo".
De los equipos a los que se ha enfrentado en el Menorca "el que más me ha gustado es el Girona. Nos metieron cuatro y nos repasaron". Del próximo rival, Espanyol, "no puedo decir mucho porque no pude jugar contra ellos. Pero está claro que deben ser muy buenos". Tanto como el Barça, campeón antes de tiempo. "Se lo merecen. Son los mejores. Aunque aquí lo pasaron un poco mal.. Con un poco de suerte hubieran perdido", recuerda, poniendo como ejemplo la victoria conseguida ante otro grande como el Real Zaragoza. "Luchamos hasta el final, con nuestras armas. Hemos aprendido durante esta liga que podemos lograr cosas si no nos rendimos".
Domi, que comparte piso con Alberto Pareja y Alí -"sin problema, nos llevamos muy bien"- tiene un sueño y se dedica al cien por cien a ello. "Quiero ser profesional, llegar a ser como Rio Ferdinand, como David Luiz, como Pepe... Sé que es difícil, pero... tengo que intentarlo". Su familia, repartida entre Senegal -madre y hermanas- y Almería -padre y hermano- lo anima. "Cuando hablo con ellos me dicen que si quiero conseguirlo, tengo que trabajar duro. Es mi sueño. Están un poco tristes. Hay mucha distancia, pero la voz no engaña. Mi familia está repartida y sé que esperan mucho de mi".
De momento, Domi juega en el Menorca, estudia catalán e inglés y no quiere "saber nada de ofertas. Le dije a mi representante que no me dijera nada hasta que acabe la temporada". Equipos tendrá, seguro.
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