Sintes dice no «echar de menos» el foco mediático que implicaba presidir el Menorca Bàsquet. «En comparación a como estoy ahora; aquello fue una etapa experimental en mi vida que siempre recordaré», indica.

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José Luis Sintes Pons (Maó, 1965) fue mucho más que un presidente en el proyecto más exuberante que el deporte insular nunca ha conocido. Bajo su mandato, el desaparecido Menorca Bàsquet SAD estrenó para la Roqueta estatus de ACB, un logro absolutamente inimaginable en nuestra latitud y en lo que significó una cumbre tras muchas décadas de vínculo con el arte de la canasta.
Carismático, visionario, trabajador, leal, sincero, pasional…fueron muchas las virtudes de las que Sintes hizo gala y puso al servicio de un club nacido en las entrañas de La Salle y que bajo su batuta se convirtió en el emblema de la Isla entera. Estas Navidades, también como un baño de nostalgia, hemos querido reunirnos con quien tanto hizo por el baloncesto y por Menorca. Voz a don José Luis Sintes.

¿Qué relación mantiene actualmente con el baloncesto?
—Ninguna. Veo algún partido de la ACB y sigo la actualidad a través de la prensa local. El único contacto directo que mantengo con el baloncesto de elite es mi amistad con Txus Vidorreta.

¿Echa de menos estar ahí, bajo el foco?
—No. En comparación a como estoy ahora, no. Aquello fue una etapa, que tuvo cosas muy positivas, también otras de negativas. Fue una etapa experimental en mi vida y que siempre recordaré. Nada más.

Cuando echa la vista atrás y recuerda que Menorca estuvo en la ACB, o esos años de LEB de gran ambiente en el ‘Poli’… ¿qué le viene a la mente?
—Aquello fue la ‘bomba’, algo increíble. Creo que supimos conectar desde el primer día con toda la Isla, el hecho de cambiar el nombre fue clave en ese sentido, pues éramos La Salle. Un poco de nostalgia sí siento, al recordar aquellos días con más de cinco mil personas en el Pavelló...

¿Recuerda con más nostalgia la época del ‘Poli’ o la etapa en el Pavelló?
—El ‘Poli’ fue una gran época, todo era más ameno, más fácil, más de ir por casa, jugábamos el viernes, luego tenías todo el fin de semana… El ‘Poli’ tuvo su momento. Me acuerdo el día del León, que metimos cinco mil personas, lo que fue un absurdo por nuestra parte, pues aquello pudo ser un desastre, pero todo salió bien.

¿Cómo se produce su incursión en La Salle? ¿Y cuando lo hizo, entonces en Liga EBA, pensó que sería posible llegar a la ACB?
—No, nunca imaginé llegar a la ACB. Y cuando entré en el club ni sabía lo quera era la Liga EBA. Después de terminar la carrera volví a Menorca y empecé a trabajar. El presidente en esa época, Paco Llull, me pidió que entrara en la directiva. Yo había sido jugador en Tercera División, pero le dije que no, no me interesó… hasta que un día fui a una reunión, todavía era La Salle. Cada directivo llevaba un tema y en las reuniones comentaban cosas, pero me pareció que se reunían por cosas absurdas. Entonces les presenté un organigrama de trabajo, para que cada cual tuviera su función más definida. Así empecé.

Presidió el Menorca Bàsquet en sus primeros cuatro años en la ACB. ¿Cuál fue el mejor momento de esa etapa?
—Hubo unos cuantos. El primero, el ascenso, que colapsamos el Aeropuerto, luego la plaza del Ayuntamiento… se empezó a ver que aquí pasaba algo. También la primera permanencia, cuando ganamos al Manresa, en 2006. Metimos más de seis mil personas en el Pavelló y el comisario me dijo que sabía que se habían vendido más entradas de las permitidas… aunque yo sabía que no pasaría nada, en Menorca nunca pasa nada, la gente aquí es educada. También te diría un partido que le ganamos al Bilbao, en 2008, que implicó ponernos en décimo lugar a falta de seis jornadas…

Un año que casi concluye en descenso…
—Sí, y aquello fue un punto de inflexión para el club, en el que ya estaba Sunil Bhardwaj. Llevábamos doce victorias, nos relajamos, y casi bajamos. Le pedí un informe a Félix de Pablo, el director deportivo, y me comentó que quizá Casas, que hizo mucho por el club y le debemos mucho, no debía seguir. Pero Sunil empezó a hacerle la ‘cama’ a De Pablo. Y lo que tuve que haber hecho fue despedir a Sunil y a Ricard. Creo que fue mi único error, incorporar a la directiva una persona externa que nunca entendió lo que era el Menorca, que vino aquí con muchas ínfulas. Eso fue fallo mío o no supe verlo. Por eso dimití.

¿Y su peor momento?
—El día que me fui, cuando salieron todas esas barbaridades en el diario Marca, aquello fue lo peor. Pero visto lo visto, no debí irme, tenía que haber seguido. La gente que me relevó no entendió nunca lo que era el club. La deuda, nada... Yo sé lo que dejamos de deuda. Debíamos dos meses a los jugadores y había pendiente un millón de la conselleria de Presidencia, que nunca supieron cobrar. Yo siempre supe cobrar del Govern. Tal vez tenía mi arte o sabía hacerlo. Creo que ellos no supieron cobrarlo, pero eso de que debíamos seis o siete millones… por favor. Estábamos al día con la Seguridad Social y había una deuda de 400.000 euros con Hacienda, que llevaba un directivo, Carlos Fàbregues, que además estaba en Hacienda. Había una prórroga que íbamos pagando puntualmente. Y no teníamos ninguna póliza bancaria. ¿Cómo es posible que hubiera una deuda de seis o siete millones? Si eso era el presupuesto entero… era imposible una deuda así. Luego entraron en concurso de acreedores, cobraron un millón y medio del canon justo bajaron… son cosas inexplicables.

¿Se arrepiente de haber dejado el club en 2009?
—Me arrepiento de no haberme ido tras el segundo año en ACB, en 2007. Es que o me dedicaba al Menorca Bàsquet de lleno o me dedicaba a la empresa. No hice ni una ni la otra, y todo fue mal.

¿Se sintió injustamente tratado, después de todo lo que hizo?¿Alguien que le decepcionara?
—Decepciones, miles. Pero de eso tienes a diario, seas presidente del Menorca Bàsquet o no. Está a la orden del día. Cuando estás muy arriba eres el mejor, y cuando no, el peor. Y ni lo uno ni lo otro. Siempre comenté a la gente que más allá de estar en la ACB, lo importante fue que gracias a eso tenemos un pabellón para cinco mil personas. Años atrás siempre pensábamos que Menorca necesitaba un pabellón, y lo conseguimos. Y se le saca rendimiento; pádel, conciertos, el Bàsquet Menorca...

¿Cambiaría algo de lo que hizo o actuaría de otro modo en según qué casos?
—Sí, cambiaría cosas. Pero a ver, yo no toqué fondo, tocar fondo es tener una enfermedad grave. Ni me volví loco ni entré en depresión. Cambié, me puse a correr, a hacer triatlón, pero nunca me acobardo. Incluso a veces he sido demasiado atrevido, pero no es fácil conseguir que los políticos, (Jaume) Matas, Arturo (Bagur), Joana Barceló... se pusieran de acuerdo, estando ahí Tuni Allès que no quería la ACB. Pero todos colaboraron y empezamos a ir hacia arriba. Ojalá se vuelva a repetir, aunque lo veo muy difícil.

¿Entendió ciertos ataques que ya iban a lo personal y cierta campaña de descrédito cuando paradójicamente usted había liderado el único proyecto menorquín que llegó a la ACB?
—Evidentemente salieron todos los que me tenían animadversión. Pero eso pasó conmigo y pasa a diario. Pero me fue indiferente. No guardo rencor a nadie. Seguí con mi vida, que tenía una vida personal muy plena, y eso me dio mucho.

El club desaparece en 2012, ¿pudo evitarse?
—Claro que pudo evitarse. Absolutamente. Se les fue de las manos. Cuando salí del club en 2009 había un equipo casi hecho. Weiss, Stojic, Bazdaric... Los echaron a todos pagando los contratos íntegros en ciertos casos. Después ficharon a otros, pagando incluso cláusulas, que creo que aquel Menorca ha sido el único club de la historia que pagó una cláusula en LEB para llevarse a Cuthbert Victor y a Paco Olmos del Melilla… un desastre. Si llego a hacer yo algo así el administrador concursal me habría demandado. Nosotros dejamos el club correcto, los que entraron después no supieron gestionarlo, pensando que cubrirían todo con publicidad, y luego, nada.

La coyuntura económica cambió.
—Vino la crisis, sí, pero tienes que saber amoldarte. Subieron a la ACB y, con todo el respeto, hicieron una mierda de equipo… si no puedes subir, no subas. Creyeron que subiendo generarían ingresos y en cambio la bola se hizo más grande. Y luego la ‘tierra’ me la tiraban a mi... Aquel Menorca Bàsquet, de haberlo querido, seguiría existiendo, estaría en LEB o en ACB quizá, que ahora en ACB con tres millones juegas el playoff y en nuestra época necesitabas seis para no bajar. ¿Un ‘solar’ después la Isla? Hombre, en nuestra etapa ACB se incrementó el número de fichas en la mayoría de clubes, nosotros ayudábamos y los clubes hicieron su trabajo.

¿Sigue al Hestia Menorca?
—Sí, a través de Menorca.info voy siguiendo la actualidad del equipo.

¿Cree que podrá emular lo que hizo el proyecto anterior que usted lideró?
—Mira, yo tenía una premisa cuando estábamos en LEB; el equipo debe girar en torno a un eje. Nosotros teníamos a Tisi (Reynés). A partir de ahí, tener un americano intimidador, y daba igual si metía puntos o no, y un anotador exterior, también americano. El actual Bàsquet Menorca no tiene un tío por dentro que intimide, y eso es fundamental. Arteaga es un buen jugador, nosotros teníamos a Llorens, que tenía más defensa y más mala leche. Pero junto a él estuvieron Savanné, Devaux, luego Moss…. Mucho físico.

¿....?
–El Hestia Menorca tiene buenos jugadores, ahora además un buen anotador (Jordan Davis), nosotros teníamos a Stewart… pero les falta un interior que intimide, que tapone… como Savanné, que no sabía ni tirar y lo fichamos con el informe de un fax, pero metía cada ‘gorro’… En el Hestia Menorca creo que no saben hacer el equipo, ¿para qué fichan a tantos jugadores? No hace falta. Trae un par de buenos americanos y alrededor suyo haz el equipo.

¿Y ve posible que el Hestia Menorca recupere la ACB para la Isla?
—Claro que sí. Si hacen las cosas bien pueden conseguirlo, y para Menorca es interesante, tenemos el pabellón, las infraestructuras. Ahora necesitas menos dinero para salvarte, 3-4 millones. Ante necesitabas 6 ó 7 para no bajar.

¿Qué le ha dado el baloncesto a José Luis Sintes?
—Te diré una verdad como un templo; me gustaba lo que hacía, creo que lo hacía bien, que sabía hacerlo. ¿Qué me ha dado? Ciertas amistades. Y me dio el que por vez primera los menorquines nos sentimos más importantes que nadie. Y eso no lo ha logrado nunca ningún político. Nos sentimos los más importantes de Balears, tuvimos algo que nadie tenía. Y con eso me basta. Y nada, feliz Navidad a todo el mundo.

Feliz Navidad también para usted, señor presidente.

Stojic, Tisi, Moss y Floyd, entre sus referentes... y el fichaje de Markota

Muchos jugadores que desfilaron por el Menorca Bàsquet marcaron a José Luis Sintes. En ese sentido cita a «Mario Stojic, un referente», indica, «a Tisi Reynés, naturalmente, Chris Moss, John Floyd, y me acuerdo de Andre Turner, que nos salvó en 2006 y fue un error no renovarle», añade. Y alusión obligada a un fichaje que terminó por dinamitar el club, Damir Markota, que «venía de la NBA, y en principio Ricard Casas le dijo al director deportivo que veía bien el fichaje; la sorpresa fue que cuando llega, le dice que no le quiere, que hay que recuperar a Boisa, que era buen tío pero no hacía nada... total, tuvimos que vender a Markota, y a los cuatro días vino aquí con el Bilbao, nos metió dos triples, perdimos... y allí hizo un año de escándalo».

Entrenadores

Varios entrenadores ocuparon el banquillo del Menorca Bàsquet durante el decenio en que José Luis Sintes lo gobernó. Le preguntamos por sus preferencias. «Quino Salvo era un amigo, una persona muy fiel. Habría muerto por él, fue una gran pérdida, me marcó a nivel personal», comenta. «Y tuve la suerte de conocer y disfrutar a Pedro Martínez, un grandísimo entrenador», continúa Sintes. «Ricard Casas, que además nos hemos hecho amigos, y Javi Álvarez, un buen amigo y una de las personas que me ha dado el basket», son otros rostros que cita Sintes, cuya espina clavada fue Txus Vidorreta. «Cuando estábamos en LEB, él estaba en La Palma, en LEB Plata, quiso venir y le dije que no. Mira ahora, es un crack, aunque al menos tengo su amistad», termina el exdirigente.