Jordan Davis, el pasado sábado en Maó

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El problema del Hestia Menorca está en casa. De las diez jornadas de competición que han discurrido del curso 24-25 de Primera FEB, el equipo insular ha consumido ya cinco partidos en la Isla, de los que ha perdido los últimos cuatro.

Por ese orden, Ourense, Estudiantes, Real Valladolid y el pasado sábado Tizona Burgos han sido los visitantes que en lo recorrido de temporada han asaltado el Pavelló (solo el CB Zamora, en la jornada inicial, pudo ser derrotado). Con certeza, cuatro rivales de entidad ante los que cabe un tropiezo, lo que por otra parte no niega una evidencia; conseguir que los objetivos cuajen, ya sea obrar con solvencia la permanencia o tratar de mirar hacia las plazas de playoff exigirá una mayor regularidad y efectividad al resguardo de Bintalfa.

Atenuante

Este bache de resultados, aun siendo una preocupación y un lastre para el cuadro de Javi Zamora, lo atenúa el hecho de que por abajo los rivales también están fallando. Por ejemplo, el recién ascendido CB Naturavia Morón y el HLA Alicante, más sorprendente en su caso, firman un pobre 0-10 para cerrar la clasificación y emular un arranque negativo que nos remonta para dar con algo similar al extinto Drac Inca del curso 2002-03, el último precedente dentro de la liga que se situó 0-10 de inicio (y entonces el torneo se denominaba LEB1).

Alimerka Oviedo, rival del Menorca este domingo en Maó y que amontona tres derrotas consecutivas, Grupo Alega Cantabria (-2) y Odilo Cartagena (-5) igualan con el cuadro menorquín en el décimo tercer lugar de la clasificación (3-7), lo que en cualquier caso son a día de hoy números de descenso.

Cada una de esas cuatro derrotas ha tenido su propio contexto y desarrollo, pero en las mismas ha coincidido cierto patrón; el equipo ha sufrido algunos pasajes de desconexión, ya fuera producto de la propia falta de acierto o por mérito adversario. Asimismo, en momentos puntuales, como en la derrota ante Valladolid, faltó una mejor lectura en los momentos clave, defensivamente sobre todo.

Hay que poner de relieve sin embargo que las derrotas sufridas ante Ourense y Estudiantes, por ejemplo, y en cierto modo la encajada con los pucelanos, se dieron con una versión de equipo diferente de la que dispone actualmente el proyecto menorquín, apuntalado a partir de los fichajes de McDonnell, Cone y sobre todo, Jordan Davis, cuyo soberbio estreno, lo mejor que rescatar de la última derrota del Menorca, le valió además un hueco entre los mejores de la jornada de Primera FEB.

Ese ramillete de incorporaciones, combinado con un tramo de calendario teóricamente más asequible, deben servir para revertir una inercia que de mantenerse podría ser harto peligroso y deficitaria; tanto por que los objetivos deben afianzarse a base de victorias en casa, como porque es ese también un motivo más para mantener ‘on fire’ a una afición cuyo grado de fidelidad en cualquier caso no admite cuestión, pero en la que de seguir así, podría hacer mella. El problema está en casa.