El alero norteamericano nacionalizado finlandés, Jacob Grandison, entrenó este lunes por vez primera con el Hestia Menorca. El ex de Duke aparece en la imagen, conversando con su nuevo entrenador, Javi Zamora, durante la sesión que llevó a cabo el equipo insular en el Pavelló.

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El Hestia Menorca sufrió el pasado domingo en Logroño, ante el Rioverde Clavijo, su tercera derrota en cuatro partidos en la presente temporada, que le sitúa en el décimotercer lugar de la clasificación de LEB Oro, en el que además fue el primero de los tres partidos que debe afrontar en el margen de una semana tremendamente exigente (Coruña, líder invicto; y el exACB Gipuzkoa, devienen ahora).

Una derrota de cuyo análisis resulta inviable disociar los acontecimientos que se produjeron en las horas previas a la misma y que, indefectiblemente, tuvieron su influjo en el desenlace definitivo del partido, como fue el accidentado viaje que la expedición menorquina, o más concretamente parte de la misma, puesto que solo pudieron viajar los once jugadores y el entrenador, Javi Zamora, debió emprender para poder llegar a mediodía del domingo a la capital riojana.

Cancelada en la mañana del sábado la conexión aérea que debía trasladar al Hestia Menorca desde Maó hasta Bilbao, que desde allí se desplazaría hasta Logroño por carretera, donde se pernoctaría en la noche previa al partido, los responsables del Hestia Menorca, aprisa, contactaron con sus homónimos del Clavijo, a quiénes dieron cuenta de la situación, y lo que en un principio pareció comprensión desde el flanco riojano se transformó luego en una exigencia no negociable de que el encuentro debía celebrarse en el día y hora previstos (y ni los intentos por jugar a las 18.00 horas del mismo domingo, fructificaron).

La Federación Española (FEB), para poder aplazar un partido exige que sea de mutuo acuerdo entre los dos clubes (extrañó que no se tuviera en cuenta el no poder volar como una causa de fuerza mayor), y de no presentarse, aún justificando su imposibilidad para viajar, el Hestia Menorca habría perdido el encuentro por incomparecencia, lo que no dejó más margen al club insular que buscar una ruta alternativa, que encontró vía Madrid, aunque no para toda la expedición, lo que finalmente culminó en un viaje de madrugada por autopista, con los propios jugadores conduciendo los coches de alquiler para ir de la capital estatal hasta la riojana, y en un banquillo limitado a un único técnico, una imagen por otro lado poco edificante para una liga, la LEB Oro, que se considera íntegramente profesional y de entre las mejores de Europa.

Influencia

Calibrar hasta que punto ese accidentado preámbulo determinó o influyó en la derrota del Hestia Menorca no es posible porcentualmente, pero sí es incuestionable que no se presumen las condiciones idóneas para encarar un duelo asimismo catalogado como fundamental en el trayecto hacia la permanencia (cuanto menos, por tratarse de un rival directo).

Desde el club menorquín, además, rechazan incluso hablar más del asunto, puesto que quieren evitar que se interprete «como una excusa», y toda energía se centra y orienta al partido de este miércoles en el Pavelló contra el líder imbatido, el Leyma Coruña, que además se podrá encarar con el nuevo refuerzo otoñal, el alero estadounidense de pasaporte finlandés Jacob Grandison, incorporado hace unos días y que cuenta con el alta federativa para ser de la partida (de hecho, a efectos legales, pudo haber jugado en Logroño, pero no aterrizó en España hasta la noche del domingo, en su caso, proveniente de Estados Unidos). Y es que la temporada continua y sucumbir a las lamentaciones tal vez distraería una atención que en lo deportivo no reclama otro objetivo que el equipo gallego.

Ante el mismo, crecer en el rebote y en la valoración colectiva, apartados que están haciendo mella en el equipo menorquín y que en Logroño penalizaron, se advierte importante, como también recuperar el mejor tono ofensivo, ese que precisamente no se apreció en tierras riojanas, donde solo la actuación del catalán Pol Molins, autor de 24 puntos, para idéntica nota de valoración, en su mejor partido en LEB Oro, y Víctor Arteaga (16 tantos, 9 capturas), sobresalieron por encima de una discreta actuación en lo colectivo.

De hecho el escolta catalán y el pívot conquense totalizaron 40 de los 55 puntos que hizo el equipo menorquín, al que no alcanzó con su buen partido en defensa para poder conquistar la que habría sido su segunda victoria de la temporada, y primera a domicilio. Pero Logroño ya es pasado. A Coruña, un líder intratable hasta la fecha y que promedia casi 100 puntos por cita, es el presente y Gipuzkoa, el futuro más inmediato. La liga no espera.