Rubén Pascual Gomila (Maó, 1986) emprende un nuevo desafío en su carrera. El que fue jugador, entrenador y director deportivo del CD Alcázar, deja atrás su más reciente ciclo, que ha trazado en el enclave madrileño de Torrelodones a lo largo de los últimos cuatro años, y recala en el CB Zamora, con el que dejó el acuerdo totalmente ultimado hace algunas semanas.
A la par que disfruta del verano menorquín, Pascual ya está empezando a madurar el plan de acción que tratará de desarrollar en el club zamorano, del que será su nuevo director de cantera, y con el que selló el acuerdo justo después de terminar su vínculo en su anterior destino.
Pascual, «muy contento», admite, ante esta «nueva oportunidad» que aparece en su carrera, muestra también un grado de motivación casi extra al tener la posibilidad de «poder liderar este proyecto y de aportar mi grano de arena para ayudar a que este club, que lleva años creciendo, siga haciéndolo», subraya.
El CB Zamora, al que en el pasado pertenecieron los jugadores menorquines Xavi Hernández y Sergi Llufriu (al igual que Pascual, dos exAlcázar) es una entidad con el estatus de LEB Plata totalmente afianzado (recordar que el cuadro zamorano fue rival y verdugo del Hestia Menorca en la fase de ascenso de 2022), y cuyo entrenador, Saulo Hernández (la que deviene será su décimo tercera temporada consecutiva al frente del equipo) ha sido uno de los valedores de la incorporación de Pascual a su estructura deportiva (el otro es su antecesor en el cargo, el mallorquín Biel Román, con el que el de Maó trabó hace algún tiempo una buena relación).
Por otra parte, el entrenador mahonés, se felicita por llegar a una ciudad de alrededor de 60.000 habitantes, que ya tuvo la oportunidad de conocer el pasado mes de junio, cuando acudió para negociar su fichaje, y en la que el baloncesto «cuenta con un impacto importante».
En términos más logísticos, significar que Pascual tendrá la misión de gestionar un conjunto humano en la cantera zamorana de 450 niños, un reto de no poca magnitud para el que en cualquier caso se siente plenamente capacitado. «Estar tantos años en el Alcázar, que en esa época se trataba de un club ‘top 5' a nivel balear y resultó un aprendizaje muy potente para mí, y los cuatro años en Torrelodones, donde también tuve un gran aprendizaje, es lo que seguramente me ha concedido esta nueva oportunidad laboral», continúa Pascual, que por último dice sentirse un privilegiado «por poder dedicarme a esto, al básquet, poder vivir y conocer otra ciudad, otra gente, y poder seguir en esta rueda, como decimos los entrenadores».
El apunte
El técnico mahonés, «orgulloso» del Hestia Menorca
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