Tomaic caza un rebote en lucha con Hierrezuelo, imagen que ilustra la intensidad con la que jugó el Menorca, que ganó el partido con autoridad | Katerina Pu

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El retorno del baloncesto menorquín a LEB Oro es cuestión de un par de partidos, después de la fantástica victoria obrada la noche de este sábado en el Pavelló por el Hestia Menorca sobre el Clínicas Ponferrada SDP, 91-66, en el segundo partido de la penúltima eliminatoria por el ascenso a la segunda liga nacional.

En algo menos de tres cuartos de partido despedazó el equipo de Javi Zamora al conjunto berciano, en tanto que el duelo enfiló el último periodo con una renta de +12, +23 en total en función de lo ocurrido en el partido de ida, un diferencial totalmente insalvable para el Ponferrada, que en cualquier caso murió de pie y se mostró como un digno y combativo adversario. Mucho hizo al rebasar el primer cruce ante el Sant Antoni.

Un triunfo, que dentro de la sobresaliente puesta en escena de todo el colectivo menorquín, que ha llegado al momento cumbre de la temporada en pleno acelerón de juego y de victorias (lo que es un mérito también inherente a la labor de todo el cuerpo técnico), albergó sus nombres propios, como Jackson al inicio, Álvaro Sanz tras el intermedio (20 puntos el base maño, 19 de ellos en la segunda mitad, en su mejor actuación desde que viste la elástica menorquina) y Pol Molins a lo largo de todo el partido (mientras estuvo en pista, pues debido a un percance en el tobillo, el catalán fue reservado en el tramo final, tras convertir 24 puntos y ofrecer, en muchos pasajes de la velada, una soberbia dirección. También Yomi, con su trabajo en la zona (6 puntos y 8 capturas, además de un tremendo despliegue físico), se labró un sitio entre los mejores del partido.

Precisamente Jackson y Molins sostuvieron al Hestia Menorca, en términos ofensivos, en el arranque, si bien su protagonismo no implicó necesariamente un elevado grado de actividad desde el perímetro, sino que ambos se mostraron de lo más ‘enchufados' a base de penetraciones o de tiros cercanos, generados desde la coralidad del ataque menorquín o desde su propio talento. A partir de su actuación se explica el +4 con el que ganó el Hestia Menorca los vestuarios, un +15 a efectos de la eliminatoria, y en ningún caso sencillo de imponer.

No, ya que el Ponferrada, lejos de viajar a la Isla entregado o desmotivado, hizo honor a sus proclamas en las fechas previas al partido y en ningún momento dejó de creer. Cuanto menos hasta el tercer parcial. No pudo el equipo berciano cumplir su plan de liquidar los primeros dos cuartos con ventaja, su principal baza para optar a la remontada, pero tampoco se quedó lejos (42-38).

Duro en defensa, sólido en el rebote y con rentables porcentajes de acierto –aunque sin igualar la fiabilidad menorquina–, el Ponferrada mandó en diferentes momentos (3-7 y 9-12 en el albor del partido; 32-33 bordeando el descanso). El americano Omar Lo (que finalizó con 9 puntos, todos ellos convertidos en la primera mitad) sobresalía dentro de lo que fue un ataque muy atomizado por parte berciana, suficiente para mantenerse ‘vivo' a mitad de partido.

Ruptura

Pero en el tercer cuarto devino la sentencia. El Hestia Menorca invirtió el guion de modo radical, y de la igualdad que se vio hasta entonces, se pasó a un monólogo local. El equipo de Javi Zamora agotó, a base de intensidad, velocidad y calidad, a un rival que, discurrido casi todo el tercer cuarto, ya asumió de lleno su derrota (de 46-46 tras triple de Llamas, a un 63-51 que convertía, literalmente, en imposible la reacción visitante).

Álvaro Sanz adquirió, por contra, un rol absolutamente protagónico en ese trecho del encuentro. Con un nivel de acierto que rozó el sobresaliente (7 de 9 en tiro), y una velocidad de ejecución incontenible para sus rivales, el zaragozano también reboteó, asistió, defendió.... en definitiva, completó su mejor partido en el momento más importante e impactante del año, y en lo que estuvo arropado por un colectivo, el Hestia Menorca, que ya se ha ganado su lugar en los libros de historia del baloncesto menorquín, puesto que localiza a tan solo dos partidos la posibilidad de convertirse en equipo de LEB Oro.