Primera final
Impulsado en verano de 2016 desde las entrañas de la sección de baloncesto del CCE Sant Lluís, constituido como club independiente un año después, el proyecto del Bàsquet Menorca se apresta a disfrutar de su primera final. En 2018, el equipo insular ascendió a LEB Plata, éxito que materializó al resguardo de su afición, en una fase final con otros tres equipos disputada en formato liguilla. Sería el precedente que más se aproxima a lo que está por devenir, que en cualquier caso, al tratarse de una categoría superior y que el título, el premio, se define a un partido, por razones obvias, adquiere una dimensión superior.
Será, hasta la fecha, el partido más importante en la historia del club. También, la primera ocasión que un equipo de la Isla juega la final copera en esta categoría. El desaparecido Menorca Bàsquet accedió varias veces a la final de la Copa Príncipe, de LEB Oro, pero no a la de LEB Plata, básicamente porque nunca jugó en esa categoría. El Jovent d'Alaior, único exponente local que militó en LEB Plata (lo hizo un año, 2010-11) antes del Hestia Menorca, accedió a la primera ronda del playoff de ascenso, pero nunca a una final. En ese sentido, el Hestia Menorca suscribe un gran logro a nivel de club, pero también inédito en el ámbito del baloncesto local.
Un referente
La defensa, precepto cardinal en el manual de uso de Javi Zamora, y por ende, del equipo menorquín, alcanzó el grado de espartana en la victoria sobre el Gran Canaria, siendo un factor absolutamente determinante en la consecución del triunfo. Pero hubo más, un rostro emergió por encima de la media; Edwin Jackson. El exinternacional francés se echó al equipo a la espalda, lideró, mandó, dirigió y arropó a sus compañeros. Y cuando la coyuntura lo reclamó, cuando más térmico estaba el encuentro, sentenció. Doce de sus quince puntos ocurrieron tras el descanso, siempre en momentos clave, para aniquilar todos los intentos del ‘Granca' (fue además el máximo anotador del partido). Además asistió, defendió, generó espacios para sus compañeros. Un jugador total. La pérdida de ‘Slava' Kravtsov ha sido un duro golpe y ha obligado, en cierto modo, a modificar la propuesta táctica, en tanto que el equipo menorquín carga menos su juego de ataque en la zona. Pero el libro de estilo de Javi Zamora es amplio, rico en recursos y alternativas. El entrenador madrileño, un auténtico lujo para este proyecto, ha sabido, sin obviar el juego interior, reorientar la actividad del grupo hacia el flanco exterior y la respuesta de Jackson no ha podido ser mejor. A efectos de la grada, un referente por otro. A efectos del equipo, se ha producido una reconversión sin alterar en absoluto la fiabilidad del colectivo, ni su fortaleza como tal (cinco victorias y ninguna derrota desde que el ucranio no se calza la elástica menorquina).
Reivindicativos
Vinculado con el apartado anterior, la marcha de Kravtsov, e independientemente de los cambios que en el juego de equipo eso ha motivado, ha exigido un paso al frente de todo el conjunto, pero sobre todo de los otros pívots (más en función de la ausencia del austriaco de origen balcánico Josip Popic), por lo que es de justicia admitir el nuevo rol de Joshua Tomaic (sólido, fiable e intenso, al margen, suya fue una de las jugadas de la noche ante el Gran Canaria; un mate brutal tras rebote que levantó a la grada) y el trabajo de Maxime Yomi. Ambos, lejos de esconderse, están respondiendo a la altura de las circunstancias.
Ambiente
El Pavelló Menorca registró la mejor entrada en años, con más de 2.500 personas en la grada. En su propósito de incrementar su masa social, el club que preside Oriol Segura dio en la noche del miércoles con un auténtico filón. La gráfica de asistencia de la grada era de tendencia claramente alcista cuando el mundo se detuvo a causa del coronavirus, en marzo de 2020, pero la pandemia, sus consiguientes restricciones, el miedo que generó en un sector de la población… todo en su conjunto motivó que en los meses siguientes la asistencia a Bintalfa se estabilizara en mil y pico espectadores por partido. Una cifra muy respetable, tratándose de la Isla y de LEB Plata, pero insuficiente en función de las ambiciones de la entidad.
En la noche del miércoles, la realidad volvió a conceder la razón al Hestia Menorca. El Pavelló rugió como antaño, con más de 2.500 aficionados totalmente entregados a la causa, lo que hizo evocar estampas de otro tiempo, una fecha que debe repercutir como un antes y un después. Menorca, su gente, ama el baloncesto y lo siente y lo sufre por encima del mero componente deportivo, en tanto que el arte de la canasta es de los escasos elementos que le concede auténtica proyección exterior. La simbiosis entre grada y equipo ha alcanzado un punto de no retorno.
Anfitrión
A la satisfacción de haber logrado una plaza en la final de Copa, le es implícita el hecho de que esta se jugará en Maó. La normativa FEB impone que el escenario de la final es alterno; un año en el Oeste, al siguiente al Este… donde procede celebrarse este curso, 2022-23. El Hestia Menorca, si bien todavía debe reunirse con instituciones y federación para terminar de ultimar detalles, no contempla renunciar a su derecho a ejercer de anfitrión. El club menorquín deberá hacerse cargo del alojamiento del equipo visitante, el Tizona Burgos, y de las condiciones organizativas que determine la FEB, pero se trata de una fantástica oportunidad de multiplicar de modo exponencial lo vivido, en cuanto a ambiente y expectación, en la mágica velada del pasado miércoles.
Un viejo rival
El Tizona Burgos, líder inasequible de la conferencia Oeste, nunca ha rivalizado con el actual Hestia Menorca, pero en cambio sí con el baloncesto menorquín. La ocasión más relevante y recordada fue el playoff final por el ascenso a la Liga ACB de la temporada 2009-10. A la sazón denominado Autocid Ford Burgos, y dirigido por Andreu Casadevall, con Zach Morley como principal referente, brindó una lucha descomunal ante el Menorca Bàsquet, entrenado por Paco Olmos, y con Cuthbert Victor, Michael Umeh y Diego Ciorciari como grandes referentes. La serie, espectacular y de las mejores en la historia de la LEB Oro, concluyó en Bintalfa en el albor de junio de 2010, 3-2 para el cuadro menorquín, que por extensión materializó el último ascenso a la máxima categoría en la historia de la Isla. Fue, también, el único ascenso logrado en Maó. Casi trece años después, Menorca y Burgos rivalizarán de nuevo el Pavelló, no por un lugar en la ACB, pero sí por un muy preciado logro; un título de repercusión nacional.
Líder
Y tal vez la histórica clasificación del Hestia Menorca para la final de la Copa LEB Plata ha desplazado a un segundo plano un aspecto ciertamente relevante, y es que el equipo de Javi Zamora cierra la primera vuelta de la fase regular con once victorias y solo dos derrotas, en primer lugar de la conferencia Este y con una brecha de dos partidos de renta por encima del segundo puesto, que comparten cuatro equipos (Prat, Gran Canaria, Benicarló y Sant Antoni), lo que le otorga una clara ventaja en su intención de jugar la final por el ascenso directo a LEB Oro. Puesto que ganar la Copa será un suculento manjar, pero el club y la Isla, lo que con certeza ansían, es disfrutar del gran banquete; el ingreso en la segunda división del país.
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