La revisión al completo de la campaña, aún con lo fresco de la eliminación (lo que siempre genera un cierto halo de decepción), permite una lectura positiva y deja rasgos para un futuro optimismo, sobre todo al tratarse de un proyecto que arrancó de cero en parangón al de su año antecedente (Pitu Jiménez y Raül Timoner, los únicos cromos que se mantienen en relación al álbum de 2021 del Hestia Menorca) y cuya plantilla presenta, después del Gran Canaria, el promedio de edad más bajo de la liga, habiendo sido además esta la primera experiencia en un ámbito profesional o lejos de su hogar en el caso de varios jugadores.
En ese sentido, la mera presencia del Hestia Menorca en la fase de ascenso, que además certificó de modo holgado tras una sólida puesta en escena en el segmento Este (por segundo año seguido y en su historia, en ambos con Javi Zamora al frente del banquillo, si bien Oriol Pagès encauzó parte de la calificación de 2021), debe interpretarse como una cota no de máximos, pero sí notable. Ni el hecho de que en el curso previo el equipo menorquín prosperase hasta la segunda ronda, entonces con un colectivo más experto y que sin lugar a dudas encaró una primera eliminatoria, contra el ahora recién descendido Círculo Gijón, de un perfil más asequible que el Zamora, rebaja la nota de un grupo al que asimismo se presume un margen de crecimiento y progresión importante de aquí en adelante.
Al respecto, resta por ver como avanza la composición del futuro equipo, cuantos jugadores estarán en disposición o no de continuar (hay algunos cedidos, otros que recibirán ofertas), pero la sensación de que se ha creado una base y de que la Isla es un enclave propicio para que los ‘top prospect' del panorama nacional o exterior acudan a ella para experimentar una mejora y crecimiento en su juego, es evidente.
En lo que atañe a la evolución de la temporada, lo más significativo ha sido, en el buen sentido, la gráfica plana, por la ausencia de simas, que ha delineado el Hestia Menorca para con la misma. A pesar de la juventud del colectivo (lo que hizo mayor mella en los primeros partidos del calendario) y de los inconvenientes u obstáculos que ha tenido que burlar; bajas de Corbacho y Marrow, lesiones, como sobre todo la de Logan Schilder o la asimetría del calendario provocada por las suspensiones de partidos a causa de la covid, el equipo de Javi Zamora se mantuvo siempre en zona de playoff, nunca sucumbió a un lapso preocupante o derrotista y experimentó y detonó su mejor versión desde el albor del mes de marzo, con la venida de Héctor Alderete y de Jhivvan Jackson especialmente (más lo que ya había, en tanto que Álex Tamayo, Diego ‘mister rebote' Alderete, Pablo González Longarela, Makhart Gueye, Thomas Smallwood… igualmente dotaron su juego de una mayor medurez a medida que discurrió la campaña).
El equipo menorquín se mantuvo entre el segundo y el tercer lugar hasta la jornada 7, luego orbitó entre el cuarto y el tercero (de la fecha 8 a la 14) y en el ecuador de la temporada, cuando afloró su momento de menor brillo (octavo clasificado entre las jornadas 17 y 20, convergiendo con la marcha de Marrow), supo desenvolverse y responder para trazar un acelerón que le dio para ganar cinco de los últimos siete partidos, que no solo le permitió remontar sino hasta jugar el partido final de la Regular con la opción de terminar esta en segundo lugar.
Poner también de relieve de ese recorrido la capacidad que acreditó el equipo para revitalizarse en pleno curso tras la marcha de Jermaine Marrow, hasta el punto de, con Jackson en sus filas, poder hasta convertirse en un bloque más compacto y fiable.
Tramo final
Ya en la fase de ascenso, es evidente que el equipo menorquín no pudo hacer frente a un rival, el Zamora Enamora, más bregado y curtido, y que supo, en ambos partidos, imponer el ritmo que más le convenía. La falta de acierto insular jugó en favor zamorano en ese sentido, sobre todo en la vuelta en Bintaufa, donde por momentos el mal porcentaje atenazó a un equipo que en cualquier caso murió con sus señas de identidad; defensa, intensidad, entrega…
Características que si acaso confirman, como las lágrimas que brotaban en los rostros de los jugadores al terminar el último partido de la temporada, en medio de la cerrada y merecida ovación que el Pavelló, en pie, les brindaba, el superlativo grado de compromiso que el Hestia Menorca ha sido capaz de reclutar en su vestuario, y que son también un insobornable indicativo de que, tras una temporada notable, existe un proyecto de presente y de futuro en la Isla.
2 comentarios
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Un curso notable? ,,, Un curso de pena. Excepto en algún partido la mayoría no hemos jugado a nada. Todo es correr sin sentido, regalar balones, tirar triples y a la ventura. Sin más, la directiva tendría que plantearse lo que realmente quiere, un equipo de jovencitos para que la gente le aplauda ó un equipo curtido y con serias aspiraciones de cotas más altas. Aquí en Menorca me parece que la gente quiere lo segundo. Este club no puede arrastrarse en leb plata, y esta afición se merece un equipo competitivo y con más aspiraciones. Sin más.... Amunt Menorca...
Un empate?