Por tanto, el partido contra el Albacete significará, además del debut con la elástica menorquina del base madrileño Pablo Suárez, firmado durante el parón navideño, abrir la segunda vuelta de la primera fase, pero también incursionar en un tramo de la temporada que puede resultar determinante de cara al desenlace de la misma.
No en vano, del balance que presente el Hestia Menorca tras este póker de compromisos a ventilar en las dos próximas semanas, puede depender abrir febrero en la cima de la clasificación y con fundadas expectativas por tanto de opositar al primer lugar de conferencia –lo que allanaría el trayecto hacia el ascenso– o por contra, verse, sino desprovisto de opciones, sí de que estas se reduzcan de forma drástica y que la perspectiva de la segunda vuelta se limite a conseguir una plaza en los playoffs.
Sant Antoni Ibiza, líder y al que le va en la cita su plaza como finalista de Copa, para protagonizar el miércoles el primer derbi balear de LEB Plata, y posteriormente a domicilio, el día 23, Alginet (décimo segundo y a la baja) y Villarrobledo, son los otros compromisos tras la inminente cita con el conjunto albaceteño (cuarto clasificado, y al que el Hestia Menorca ya ganó en la ida) que completan este segmento de calendario tan exigente.
Y el cual encara el Hestia Menorca después de una inactividad más prolongada de lo deseado, en partidos y entrenamientos, a causa de la covid. De hecho, hasta ayer jueves, el colectivo no se reagrupó en su totalidad, y si bien la rutina de trabajo se reanudó previamente, el lunes, el margen para preparar tan exigente tramo de curso quizá resulte escaso, lo que en cualquier caso lo dictaminará lo que acontezca en la cancha. El Hestia Menorca irrumpe de nuevo para abordar uno de los intervalos más importantes del año.
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