Andreu Matalí, el mejor ayer del Bàsquet Menorca, lanza un tiro libre durante el partido que su equipo venció al Roser. | M. O.

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5

CB ROSER 66

BÀSQUER MENORCA 75

El Bàsquet Menorca logró ante el colista CB Roser su primer triunfo lejos de la Isla en un partido muy serio en defensa. Los menorquines, sin Dani García por lesión, y sin Jan Orfila, que no viajó por estar en una boda, se mostraron rocosos atrás durante toda la primera parte y consiguieron renta superior a los diez puntos, pero tras el descanso la cedieron y en el último tuvieron que volver a jugar un nuevo partido, recuperando el buen juego de la primera.

Los locales llegaban con moral tras ganar su primer partido al Mataró, pero el Bàsquet Menorca no quiso que se animaran y en el primer cuarto se mostró duro atrás. Aunque el marcador nunca registró distancias elevadas, al final 16-20. El trabajo sirvió para dominar el segundo de manera holgada. El Roser, con problemas delante, aún fue a menos de manera notable y además se vio superado siempre en defensa por un Menorca que pese a algunos errores, aumentó su acierto. Jugar con ventajas de 12 puntos no hizo que el Bàsquet Menorca bajase su alto ritmo en defensa con un Matalí genial. El único debe de los de Pagès, el lanzamiento de larga distancia, sin buen porcentaje (29-42).

La seriedad en defensa y 'tempo' en ataque habían marcado el juego del Menorca pero a la vuelta de vestuarios, cambió. Una mala salida reactivó a un Roser que mejoró mientras los insulares comenzaban a despistarse. Los visitantes incluso llegaron a perder la calma, obsequiando pérdidas de pelota o dejando que sus tiradores lanzasen cómodos, así como que Tubert o Sulleva visitaran con demasiada frecuencia el tiro libre. Encorajinado por su grada, el Roser apretó en defensa dejando al Bàsquet Menorca por primera vez totalmente seco y acabó por ponerle en serios aprietos –terminó el cuarto con los nervios a flor de piel y el electrónico empatado como si nada hubiera pasado desde el principio y como si todo el trabajo hecho en la primera parte no hubiera servido (52-52).

Sobrevoló entonces el fantasma de una nueva derrota fuera, pero toda la inseguridad mostrada por el Bàsquet Menorca desapareció en el momento de la verdad y en el último acto los de Pagès retomaron la senda del buen juego y sus consistencia en defensa. Una nueva renta un poco holgada les permitió afrontar el tramo final con aplomo (66-75).