El base del Real Madrid, Sergio Llull (d), asiste a un compañero ante la defensa de los jugadores del Valencia Basket, Bojan Dubljevic (d. atrás), y Fernando San Emeterio (i), durante la disputa del tercer partido de la final de la Liga ACB. | Manuel Bruque / Efe

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El Real Madrid está grogui y al borde del abismo tras el 1-2 en la eliminatoria por el título que domina el Valencia, que dispondrá hoy (20.30 horas) de una excelente ocasión, en su pista, de conseguir el que sería su primer entorchado en la Liga.

El problema del Real Madrid no es ir 1-2 y haber perdido los dos últimos partidos, sino que está grogui, desconectado, casi sin poder de reacción. Por cansancio, físico o mental, o por una suma de ambos después de una larga y durísima temporada.

En este sentido, Sergio Llull, que desveló que hubo una reunión interna tras la derrota del miércoles en La Fonteta, fue claro «el que esté cansado que avise y se quede en el hotel. Como mucho quedan cuatro días así que hay que dar el resto».

Durante los primeros minutos del tercer partido el equipo de Pablo Laso pareció haber entendido la causa de su derrota en el segundo partido, pero después volvió a caer inconsciente y el Valencia, claro, le pasó por encima. «Nos encerramos en el vestuario después del partido y lo hablamos. Las cosas están muy claras y cada uno debe mirar lo que hace más y lo que puede hacer mejor por el equipo e ir todos a una», añadió Llull.

Llull dijo que el hecho de que el Valencia pelee por la que sería su primera liga no es un obstáculo para igualar esa ambición. «La ilusión por ganar se puede igualar fácil porque cuando has notado la sensación de conseguir un título siempre quieres repetir y tenemos que pensar en eso. Queremos volver a sentirlo», aseguró.

El base dijo que la plantilla es consciente de que están «sin red» y pidió «sacar el coraje y la actitud porque el baloncesto lo tenemos».

Ahora, el Real Madrid es un equipo irreconocible. Bojan Dubljevic es un hito infranqueable para los pívots madridistas que se ven incapaces de frenarle y lo mismo ocurre con Fernando San Emeterio en el juego exterior. Pero es que en cualquiera de los uno contra uno que se plantean en el partido el Madrid siempre sale derrotado.

Las señales que envía el equipo no son nada positivas, pero el Madrid es un equipo campeón que está acosado y acorralado. Y en estas circunstancias puede volverse peligroso..., si le queda un mínimo de fuerza y de concentración.