Los clásicos no entienden de fechas, trascendencia, lesiones o cualquier otra circunstancia. Y ambos equipos lo plasmaron en la cancha desde el primer minuto. Quizá el Real Madrid era el que más se jugaba por aquello de mantener la distancia con el líder, Unicaja, y seguir dependiendo de si mismo para finalizar la Liga regular en el primer puesto y, haciendo una proyección en el desarrollo de los 'playoffs', evitar un enfrentamiento con el Barcelona antes de tiempo (en semifinales).
Ante Tomic y Gustavo Ayón elevaron el listón en la lucha bajo los aros, pero todos evidenciaron ganas. El Madrid comenzó mejor, más centrado (6-0) pero el equipo azulgrana no dio un paso atrás y se refugió en el triple. A tirones, con defensas guerreras, con tensión, con fallos y aciertos, con pasión finalizó el primer cuarto favorable a los locales, 26-20.
El Barça no supo aprovechar las ausencias de Boroussis y de Slaughter, en un Madrid que con pocos centímetros mantuvo la renta al intermedio. El inicio del tercer cuarto fue más táctico, con ataques más largos y el Barcelona se fue acercando en el marcador hasta ponerse por delante, por primera vez en el partido, con un 52-53 (min.27,15). Llegó el turno de los triples, poco activos en el partido, con Carroll, dos seguidos de Hezonja, Llull y Navarro, sin fallo de por medio, con lo que el tercer cuarto finalizó con 61-63.
Satoransky cogió el testigo y dos triples suyos desatascaron a un Barcelona que comenzó a sentirse más cómodo por delante en el luminoso hasta que Carroll, con otro triple, cimentó la recuperación madridista, 75-71 (34,30). El escolta estadounidense con una 'bombita' y una bandeja puso el 79-71 a falta de poco más de 4', dejando el camino expedito hacia la victoria, que él mismo se encargó de remachar con un triple que subió el 82-71 a falta de tres minuto y medio. Diez puntos seguidos de un sublime Carroll, que certificó la sentencia (91-78).
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