Residuos plásticos en las playas de Baleares.

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Los microplásticos ya han llegado a nuestros cerebros y pueden tener un papel fundamental en el desarrollo de enfermedades como la demencia. Un estudio publicado en Nature Medicine acaba de confirmar científicamente lo que hasta ahora solo era una sospecha. Los tejidos cerebrales de los humanos albergan polietileno y lo hacen en una mayor proporción que otros órganos como el hígado o el riñón.

Ahora sabemos que las concentraciones de plástico en estos tejidos no dependen de la edad, el sexo, la raza o la causa de la muerte y que se han hallado niveles «significativamente más altos» en personas diagnosticadas de demencia.

La investigación de Matthew Campen, profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México, pone sobre la mesa la necesidad de tomar medidas para reducir la presencia de microplásticos en el mundo.

Hace ahora seis años la Fundación Rezero lideró un estudio pionero en España que analizó las muestras de orina de conocidas figuras de distintos ámbitos de Cataluña y Baleares con la idea de demostrar cómo los microplásticos penetran en nuestros cuerpos y concienciar a la población sobre la necesidad de reducir la presencia de plástico en el medio.

Participaron el artista Miquel Barceló, la futbolista Mariona Caldentey y la portavoz del GOB Margalida Ramis, entre otros rostros de Baleares. Su elección no fue aleatoria, Rezero quería comprobar si el estilo de vida o la alimentación podía esquivar este ‘veneno’. Todas las muestras de orina fueron positivas en nanoplásticos.

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«Esta es una cuestión global que no tiene fronteras. Nosotros identificamos en 2019 la presencia de componentes plásticos en la orina en una campaña que iniciamos en Cataluña y en Baleares y que después replicamos a nivel nacional y de Europa. Todos estamos orinando plástico y sabemos que eso tiene una interferencia en nuestra salud. Hay estudios científicos que lo relacionan con la obesidad, la diabetes, el cáncer, con una reducción de la capacidad reproductiva y que incluso nos avisan de que tendrá efectos transgeneracionales, porque pueden cambiar la capacidad que tendrán las generaciones futuras para reproducirse», explica Roser Badia, directora territorial de la Fundación Rezero en Mallorca.

A Margalida Ramis, sujeto de estudio en 2019, el hallazgo de nanoplásticos en cerebros humanos no le coge por sorpresa. «Yo participé en el proyecto de Recero que miraba los plásticos en orina y ya sabíamos que seguramente llegaban a la sangre. Ahora este estudio demuestra que ya están en el cerebro. Al estar en los fluidos del cuerpo es probable que llegue a cualquier órgano vital sin saber las consecuencias que eso pueda tener. La realidad ya supera a la ficción», dice. «Nuestros cuerpos mutarán en función de la cantidad de plásticos que continúen absorbiendo nuestros tejidos y nuestros órganos vitales. De aquí a unos años, no ahora, sabremos las consecuencias reales de todo eso», añade.

Para Roser Badia, de Rezero, la investigación de Matthew Campen «demuestra que los residuos plásticos acaban penetrando en nuestro cuerpo y entran también el el cerebro y que no podemos escapar a su contaminación». Su fundación nació hace ahora veinte años con la visión de prevenir en origen. «Es necesario evitar la fabricación. Un 40 % de los plásticos se convierten en residuos en menos de un mes porque forman parte de embalajes y envases. Sería perfectamente evitable con la reutilización y con legislación», dice la experta. «Las administraciones públicas han de coger protagonismo y hacer políticas que garanticen la prevención de residuos y de la toxicidad de los productos que hay en el mercado», concluye.

La Ley de residuos prohibió en el año 2021 los plásticos de un solo uso en Baleares. Era una normativa pionera en todo el Estado que, sobre el papel, restringía la utilización y comercialización progresiva de los platos, vasos, pajitas, envases monodósis o maquinillas de afeitar de un solo uso, entre otros, en toda la Comunitat Autònoma.

Dos años después se aprobó la Ley estatal de Residuos que comparte algunos de sus principios be sus principios básicos y obliga a los productores a asegurar el tratamiento adecuado de los residuos que genera.