«¿Por qué me ha tocado a mí, si ya tengo otra enfermedad?»
Noemi Fuster Acevedo fue diagnosticada de cáncer de mama hace un año. Un lustro, justo en la pandemia, ya le habían detectado miastenia grave. Pese a todo, no pierde las fuerzas e intenta ser positiva
Noemi no quiere mostras su cara porque algunos comentarios de su entorno han provocado que se sienta mal, han llegado a decirle que tiene anorexia. Sin embargo, cuenta su experiencia porque cree que puede ayudar a otros enfermos. | Alejandro Sepúlveda
«¿Por qué a mí, que ya tengo otra enfermedad?». Esta es la pregunta que se hizo Noemi Fuster Acevedo (Palma, 1986) cuando le diagnosticaron que tenía cáncer de mama. Un año después, esta cuestión sigue en sus pensamientos, pero asegura que «no me rindo y le estoy ganando la batalla al cáncer». Hace un lustro, justo en la pandemia, ya le habían detectado miastenia grave, una patología que no tiene cura y que provoca que los músculos que puedes controlar de forma voluntaria se sientan débiles y se cansen con rapidez. A ella le ha afectado la cara, por lo que al principio no podía hablar con normalidad y se atragantaba al comer.
Pese a su juventud, Noemi ya ha comprobado en su propia piel lo dura que puede llegar a ser la vida. Sin embargo, cada día saca fuerzas, hasta el punto de que en muchas ocasiones es ella la que anima a su madre y a su novio, dos pilares fundamentales para ella. Lamentablemente, su padre falleció poco antes de la crisis sanitaria derivada de la COVID-19. Al poco tiempo, a ella le diagnosticaron la miastenia grave.
«Algunas personas me dicen que la miastenia grave pudo estar motivada por el fallecimiento de mi padre, ya que fue un disgusto muy grande, pero no está demostrado científicamente», expresa. Para ella fue muy duro, ya que esta enfermedad es muy compleja yno tiene cura; pero podía seguir trabajando y ejerciendo su vocación: cuidar a los niños en una guardería.
Pese a que tenía sólo 34 años, Noemi es una mujer fuerte y pudo reincorporarse a su puesto de trabajo. Sin embargo, la vida le tenía reservado otro duro varapalo. A finales de 2023 se notó un bulto en el pecho, y aunque le daba miedo ir al PAC por temor a que pudiese ser cáncer de mama, sacó fuerzas. «A veces no queremos ver la realidad, pero en el caso del cáncer se impone y si no se detecta a tiempo es mucho peor», advierte.
Afortunadamente, ella fue valiente y acudió al médico: tenía micrometástasis mamaria y la pudieron detectar a tiempo, «gracias a la doctora Mercedes Usón, que lamentablemente ha fallecido». El 23 de diciembre de 2023 Noemi ingresó en el hospital de Son Llàtzer con un brote de miastenia grave, que se le complicó con una gripe A. «No podía respirar y me entuvaron y me ingresaron en la UCI. Allí estuve hasta el 7 de enero, cuando me pasaron a planta».
La doctora Usón aceleró sus pruebas y al día siguiente le comunicaron que tenía cáncer de mama. «Cuando me lo dijeron me derrumbé». Nomei explica que tuvieron que cortarle el pecho y confiesa que «fue un palo, pero si era para estar bien, adelante». Además, su caso era aún más complicado ya que con la enfermedad autoinmune que padece se limitan mucho los posibles tratamientos. «No me pudieron dar quimioterapia; sí me dieron radioterapia y funcionó muy bien». Además, tiene un tratamiento preventivo: durante dos años tendrá que tomar unas pastillas y durante cinco, otras.
Afortunadamente, todos los análisis han salido bien, pero Noemi asegura que es consciente de que su tumor se puede reproducir. Sin embargo, intenta ser positiva. «Lo llevo por dentro, sé perfectamente lo que tengo, pero intento ser optimista y salir adelante», señala. No es fácil, ya que se siente más cansada de lo habitual. «Por las mañanas me cuesta levantarme. Yo siempre he sido una persona muy activa, pero ahora me siento agotada. No obstante, saco fuerzas y me levanto cada día; entrar en la rutina me ayuda».
Lo más duro
Una de las consecuencias más duras que le ha provocado el cáncer es el no poder trabajar. «No puedo coger niños, ni estar todo el día con ellos porque podrían contagiarme enfermedades comunes como resfriados o virus, que a mí me haría mucho daño», argumenta. También le generan mucho dolor algunos comentarios, como que no come porque es anoréxica. «No tienen en cuenta que tanta medicación me quita el hambre y que con la miastenia grave muchos alimentos me sientan mal». Además, se siente cuestionada por llevar mascarilla. «La gente se aparta porque piensa que tengo la COVID o me miran mal cuando les explico que es por temor a contagiarme», comenta.
Su esperanza
En medio de toda esta vorágine de malas noticas en la que lleva sumida desde hace cinco años, que comenzó con la muerte de su padre, Noemi mantiene una ilusión viva en su interior: de niña era cantante de ópera y le sigue apasionando. «Hice las pruebas en el Teatro Principal y enseguida me cogieron. Sin embargo, ya no tengo mi voz, pero creo que debe seguir estando en mi interior».
La fuerza que le dan su madre y su novio, junto con las suyas propias, le ayudan mucho a salir adelante. De momento, ha logrado plantarle cara a dos enfermedades muy duras. «La tenemos aquí con nosotros», suele expresar su pareja con orgullo y alivio. Este martes, 4 de feberero, se celebra el Día Mundial contra el Cáncer y Noemi quiere compartir su energía con las personas que acaban de ser diagnosticadas de esta enfermedad. «Es muy duro, no se puede negar, pero hay que ser positivos y salir adelante. Pensar que lo voy a superar a mí me da ánimo», concluye.
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