La adicción a las compras afecta especialmente a las mujeres.

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«Mi adicción a las compras me ha arruinado la vida». Este es el duro testimonio de María, una palmesana de 53 años, que se encuentra en tratamiento en Proyecto Hombre Baleares desde principios de 2024, momento en el que tocó fondo, e incluso, llegó a tener tentativas suicidas. «He llegado a deber más de 50.000 euros por mi adicción a las compras», al tiempo que lamenta que «he perdido a mi trabajo y a mi familia. Yo compraba y me endeudaba sin parar, sin ser consciente de las cantidades que debía».

María, nombre ficticio para evitar ser reconocida, explica que la adicción a las compras la acompaña desde que era jovencita. «Hace casi 30 años que la sufro», confiesa. En este sentido, recuerda que era administrativa y tenía un buen sueldo. «Siempre me ha gustado mucho la moda e ir bien, soy muy caprichosa», reconoce. Sin embargo, esta problemática se agravó cuando comenzó a tener problemas en el trabajo y empezó a utilizar las compras como vía de escape. «Compraba sin parar, de todo y para todos. Si alguien decía que necesitaba algo, yo automáticamente se lo compraba. Llegué a gastar más de 1.000 euros en un día. Tenía más de 40 bolsos, decenas de pares de zapatos... Incluso había veces que adquiría cosas repetidas». «Yo no me paraba a pensar qué estaba haciendo realmente. Lo único que tenía en mi cabeza era comprar, seguir comprando y buscar crédito», expresa. «No era consciente de que estaba destruyendo a mi familia», relata.

Inicialmente, esto la ayudaba a sentirse bien, a tapar sus problemas. «Compraba principalmente desde el trabajo, cuando tenía mucha ansiedad y estrés, como una manera de evadirme en los momentos más duros. Comprar era un alivio para mí; pero al recibir el paquete me sentía mal, aunque sin llegar a tener sentimiento de culpabilidad. No era consciente de lo que hacía», narra.

Deudas

Para poder hacer frente a todos estos gastos tuvo que endeudarse. «Aquí explotó todo. Cuando ya no podía asumir las deudas, mi marido se dio cuenta y decidí que tenía que buscar ayuda». Entonces empezó a ir al psicólogo. «Ya hacía tiempo que había leído que Proyecto Hombre lo trataba», expone. Llegar hasta aquí no fue fácil porque «no te das cuenta de que tienes una adicción». Además, resalta que «las redes sociales son lo peor, especialmente Instagram, yo me compraba todo lo que me salía; las influencers hacen mucho daño». Para evitar caer en tentaciones ya no entra y se ha dado de baja de todas las suscripciones a tiendas que tenía y que la bombardeaban con ofertas, que ella pensaba que no podía dejar escapar porque eran «una oportunidad única que no podía perder».

María es una mujer con coraje que está luchando para sobreponerse y recuperar todo lo que ha perdido. Por motivos que no quiere desvelar, se quedó sin trabajo y se divorció; su círculo también la ha dado de lado. «Hay gente que no se da cuenta de que tienes un problema». Afortunadamente, sus hijos y su hermana la apoyan.

«No estoy preparada para no regalar»

Aunque ya ha recorrido un camino muy importante durante los nueve meses que lleva en tratamiento, es consciente de que ahora llega una etapa muy dura para ella: la Navidad. «No estoy preparada para no regalar, siempre he querido hacer feliz a todo el mundo. Pero este año no puedo. Por eso, prefiero no estar en contacto con nadie». Pese a todo, está convencida de que no va a recaer, gracias al apoyo de «mis hijos, su hermana y de Proyecto Hombre».

Por ello, recomienda a todas las personas que tengan adicción a las compras que pidan ayuda. «Mi vida ha cambiado un 100 %; ahora vivo en la verdad y antes lo hacía en la mentira. Ahora soy yo», expone. Aunque se siente «muy sola e incomprendida», está convencida de que superará su enfermedad y será feliz.