La doctora explica que «estamos encontrando un caos a todos los niveles. La gente deambula por la calle con una sensación de desubicación, no pueden creer lo que les está pasando». Hay mucha necesidad de ayuda de material logístico y psicológico sobre todo», reflexiona.
La responsable del equipo sanitario de emergencias desplazado a Valencia desde Baleares advierte además de los riesgos de infección, que aumentan en la zona aún cubierta de lodo. «El otro día me contaba una compañera del centro de mando que vive en Valencia que a 4 kilómetros, cruzando un puente, ve una vida normal, y de repente vuelve aquí y se encuentra con esto. Hay una línea que separa la civilización del caos», relata.
«En catástrofes de este tipo hay muchos muertos pero menos heridos, lo que más vemos son pequeñas heridas y cortes pero esas heridas pueden complicarse con infecciones. El lodo aumentan las posibilidades de infecciones y diarreas. Hay que pensar que en esta zona hay un tipo de infección bacteriana endémica que puede contagiarse con la orina de los animales y en el barro hay muchos animales muertos. Hay que tener cuidado y estar vigilante para que haya un brote», resume.
Elena González habla también de la posibilidad de que se produzcan brotes de enfermedades que utilizan a los mosquitos como vector de contagio. «Con la humedad hay muchas larvas de moscas y mosquitos y pueden producir enfermedades como el dengue o la fiebre del Nilo».
Las diarreas también son frecuentes en la zona cero de la catástrofe. «Pueden ser virales o bacterianas y son fáciles de contagiar». Por eso, los contingentes de emergencias desplazados desde Baleares asistieron a una sesión de salud e higiene en los barcos. «Hay que tener mucho cuidado con el lavado y no tocarse los ojos», concluye.
El equipo sanitario que la madrugada de este sábado regresa a las Islas está formado por la doctora, una enfermera, dos técnicos sanitarios y una psicóloga. Elena González es la que está al mando del grupo con la misión de cuidar a todo el contingente y garantizar que todos sus miembros vuelven en buenas condiciones en Mallorca. «Estamos con ellos en todos los lugares donde trabajan, en el puesto de mando y en la zona de descanso», relata. No se han producido incidentes graves. «Somos un contingente autónomo en todos los aspectos y no podemos venir a aumentar el caos. Incluso si tenemos que ingresar a alguien de nuestro grupo en un hospital dispondríamos de un Helicóptero de nuestro servicio Samu 061 para trasladarlo a nuestra comunidad», detalla.
La doctora alaba el compromiso de todos los equipos de emergencias desplazados a Valencia (bomberos, técnicos de emergencias y de protección civil, sanitarios…) «Son Estupendos no dejan de trabajar ni un momento y no quieren volver. Queda mucho trabajo por hacer aquí y no sé cuándo va a acabar. Lo que ves en la televisión no es lo mismo que lo que ves al llegar aquí. Esta es una catástrofe en toda regla», dice.
González explica que en este tipo de catástrofes hay tres fases: «La primera es la de rescate, que dura aproximadamente una semana, es la fase en la que se pueden encontrar supervivientes. Luego ya pasas a la fase de emergencias que puede durar tres meses. Hay que limpiar y mirar la estabilidad de todos los edificios y evaluar todas las infraestructuras. La tercera fase es la de la rehabilitación que puede durar meses o años, dependiendo del tipo de catástrofe. Ahora aún estamos en la fase de emergencia. Es un caos y hay una gran necesidad de ayuda, creo que tiene que venir más gente a a ayudar pero tiene que ser gente preparada. El principal problema es que no hay maquinaria pesada».
La doctora destaca que «los centros de salud ya trabajan, aún con todas las dificultades, y la gente mayor ya está en las casas más o menos atendida, pero a nivel psicológico la resaca va a ser terrible. Habrá que emplear mucha gente para recomponer las cabezas. La gente ha quedado muy tocada».
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