El turismo británico ha experimentado una retracción del 3,8 % debido sobre todo a la caída en los meses de temporada alta, con bajadas de hasta el 8 % en septiembre o el 10 % en julio. En total, 3,13 millones de visitas de enero a septiembre, casi 125.000 menos que en el mismo periodo del año pasado. El crecimiento registrado en el primer cuatrimestre del año ha sido clave para contener la bajada global y también para conformar un diagnóstico eminentemente positivo entre las administraciones baleares durante la World Travel Market de Londres: el turismo británico baja en temporada alta y sube en temporada baja, justo el comportamiento que se debería demandar a todos los mercados en pro de la desestacionalización y de la descongestión en verano.
Las movilizaciones ciudadanas, que reunieron en Palma a unas 20.000 personas cada una en mayo y julio, generaron inquietud entre las agencias y turoperadores británicos, a quienes el Govern envió mensajes de tranquilidad, primero por carta y la semana pasada ya en persona. Con todo, desde Reino Unido siguen con atención la situación -no solo el sector, también los medios de comunicación- y se preguntan si este clima de contestación social puede ir a más.
Para el CEO de Jet2, Steve Heapy, no ha habido impacto alguno en las reservas para Baleares en general y Mallorca en particular. Las Islas «gozan de la misma popularidad que siempre». Heapy, cuya compañía trae cada año a las Islas más de un millón de visitantes británicos (cerca de un tercio del total), es voz autorizada. En una entrevista a Mallorca Bulletin vincula directamente las quejas ciudadanas con la oferta de alquiler ilegal y minimiza los efectos que -al menos por ahora- han tenido las protestas en la calle contra la masificación.
Por otro lado, subraya que los objetivos de su compañía «están perfectamente alineados» con los de los hoteleros baleares. Entre otras cosas, en relación con la idea de potenciar el turismo invernal en aras de alargar al máximo la temporada. En ese sentido, prevé un aumento de los asientos aéreos previstos para la temporada baja de 2024/2025. No obstante, defiende que para apoyar esta inversión es necesaria un acompañamiento de la oferta complementaria. «Es inaceptable esperar que el cliente se quede en el hotel con bares y restaurantes cerrados».
En lo tocante a la cuestión fiscal, Heapy critica la decisión del Govern de incrementar el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS) en temporada alta al entender que es una medida que puede impactar en la demanda (precisamente, el objetivo que se busca). Asimismo, reclama que se informe de manera pormenorizada a los clientes sobre «en qué se está gastando ese dinero». De hecho, el Govern anunció en la WTM que va a aumentar los recursos dedicados a tal y fin, de manera que los turistas puedan informarse debidamente sobre los proyectos que se van a financiar con el ITS.
6 comentarios
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Lo sorprendente es que se podría alargar la temporada pero no se veía voluntad….porque la mayoría cerraba el 27 de Octubre y se podría haber alargar la temporada
RostitEsos solo empatizan con el alcohol visto lo visto.
Si eso está claro, lo único que les importa es pasárselo bien a costa de quien y de lo que sea. Pues nada… nuestra defensa es seguir las reglas de su juego.
También es inaceptable qué los hoteles ofrecen el Todo incluido y aún encima quieren que la oferta complementaria dejé abierta……
Si las manifestaciones no han debilitado al turismo británico es, sin duda ninguna, porque los turistas son unos maleducados; porque si más de 20 mil residentes salen a la calle pidiendo por favor que no venga siempre tanta gente a Mallorca, que vayan también a visitar otros destinos turísticos y, en este caso, los británicos se pasan por el forro la petición de los mallorquines es, como he dicho al principio, porque son unos maleducados Si a mí me piden por favor que no vaya a un sitio porque mi presencia molesta a los autóctonos, comprenderé su problema, empatizare con ellos y me marcharé a otro lugar, más aún si se trata de diversión y no de un asunto de trabajo. MALEDUCADOS!!!
Pues el mensaje es bien claro: Hagamos nosotros lo que hagamos a ellos les da igual. Por lo tanto, gastar dinero en promocionar el turismo británico es tirar dinero público, y hacer manifestaciones es perder el tiempo.