Los campos de golf de Baleares consumen anualmente 9,46 hectómetros cúbicos de agua, de los que 8,94 proceden de estaciones depuradoras. En la imagen de archivo, panorámica aérea del campo de golf de Santa Ponça. | J. TORRES

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Las aguas depuradas reutilizadas en Baleares ascienden a 34,03 hectómetros cúbicos anuales, lo que supone el 13,7 % del consumo total de las Islas (246,97 hectómetros, según los datos de la última revisión del Pla Hidrològic de les Illes Balears).

El uso de aguas regeneradas a partir del tratamiento en estaciones depuradoras de las Islas se divide en tres grandes ámbitos: riego agrícola, de campos de golf y usos urbanos (riego de parques y jardines, y limpieza de calles).

Actualmente, se reutiliza parcialmente el agua residual depurada de 32 depuradoras en Mallorca, 4 en Menorca y una en Eivissa. Además, existen depuradoras particulares (principalmente, de hoteles y agroturismos) de las que se aprovecha una parte del caudal para el riego de los jardines propios.

De este modo, para el riego agrícola se aprovechan 17,56 hectómetros cúbicos de agua depurada, lo que representa el 51,5 % del total reutilizado. Los campos de golf asumen 8,94 hectómetros cúbicos, lo que supone el 26,2 %, y el riego de usos urbanos suma 7,54 hectómetros cúbicos, equivalente al 22,1 %, dividido en un 18,1 % de usos públicos y un 4 % de usos privados.

Aunque el riego agrícola supone más de la mitad del agua reutilizada, la instalación que cuenta con la mayor autorización de aprovechamiento es el campo de golf de Santa Ponça, con 3,12 hectómetros cúbicos de su estación depuradora. Esta instalación también destina agua tratada para riego agrícola, pero sólo lo hace con 0,5 hectómetros cúbicos.

Mallorca se lleva la casi totalidad de todo el caudal depurado que es reutilizado: 16,55 hectómetros cúbicos para riego agrícola, 8,14 para riego de campos de golf y 7,35 para usos urbanos.

Con estos datos, cabe compararlos con los más generales. El sector agrario balear en su conjunto utiliza 54,66 hectómetros cúbicos anuales para sus riegos, por lo que los 17,56 procedentes del agua depurada representan el 32,1 %. En definitiva, una tercera parte del agua utilizada por el sector agrario es depurada y, por tanto, no es necesario extraer de los acuíferos esos 17,56 hectómetros cúbicos.

En cualquier caso, son muchas las voces, dentro y fuera del sector primario, que reclaman un mayor aprovechamiento del agua depurada para el riego agrícola con la creación de comunidades de regantes a partir de las depuradoras.

Un caso completamente distinto es el de los campos de golf, que consumen un total de 9,46 hectómetros cúbicos anuales y 8,94 corresponden a aguas depuradas, lo que supone el 94,5 %. El resto corresponde a concesiones antiguas de pozos, 0,5 hectómetros cúbicos anuales, y al aprovechamiento de agua desalada, con 0,02 hectómetros cúbicos.

Los campos de golf que tienen concesiones para extraer recursos hídricos subterráneos son los de Son Servera (0,15 hectómetros cúbicos anuales), Canyamel (Capdepera, 0,15) y Pollença (0,20). Son Servera y Pollença extraen de pozos y Canyamel lo hace de la Font de sa Cala.

El apunte

Casas aisladas en rústico, pérdidas en alcantarillados y contaminación de acuíferos

A las estaciones depuradoras no llegan las aguas residuales producidas en las viviendas aisladas en suelo rústico. La proliferación de casas en suelo rústico aumenta la contaminación por nitratos de los acuíferos de Balears, según la última revisión del Pla Hidrològic de les Illes Balears, que, de esta manera expone otra causa en la contaminación de los acuíferos por nitratos, además del uso agrícola intensivo o inadecuado de fertilizantes, que siempre aparecía como la razón más común e histórica. Estas casas en suelo rústico no disponen de conexión al alcantarillado y cuentan con fosas sépticas no estancas o pozos negros, que deben cumplir una serie de requisitos para ser autorizados. Las pérdidas de las redes municipales de alcantarillado son otro factor de contaminación de los acuíferos que destaca el Pla Hiddrològic.