María Planas y hija mayor, Marta Fernández. | Pilar Pellicer

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La hija pequeña de María Planas, que acaba de cumplir 13 años, salió la semana pasada sin permiso del centro de menores en el que está internada. Lo hizo sobre las 14 horas junto a dos compañeros, pero sobre las 17 horas su familia la localizó y fueron al juzgado de Vía Alemania, donde registró una denuncia por un presunto maltrato psicológico que habría motivado su fuga, según la madre. «Mi hija no habla por miedo, pero me manda cartas donde explica qué está viviendo. Sufren maltrato psicológico y no quiere volver al centro porque no la tratan bien, tampoco a su amiga», asegura Planas.

La situación de su familia es complicada. Su hijo mayor tiene una discapacidad del 65 % y trastorno por déficit de atención con hiperactividad. «Es muy agresivo y desde pequeño estuvo metido en problemas; siempre tuvimos ayuda de los servicios sociales», explica Planas, señalando que de adolescente su hija mediana, Marta Fernández, de 18 años, imitaba el mal comportamiento de su hermano. «La asistente social nos recomendó llamar a la policía cuando hubiera momentos violentos, y al hacerlo varias veces, se inició un proceso para llevarse a mis dos hijas, en vez de llevárselo a él», comenta la madre. «Estaban traumatizadas por todo esto, pero a la pequeña me la quitaron por la cara», afirma, y no esconde que Marta, antes de ingresar en el centro, se juntara a veces con la pandilla juvenil del Caserio.

La joven, que ya es mayor de edad, pasó por el mismo centro donde está ahora su hermana pequeña. «Estuve 2 años y la referente nunca me permitió salir fuera con mis padres; con un novio que tuve, sí que me dejaba. La última vez que la vi fue para decirme que el contrato se le acababa y que no nos ayudaría porque decía que mis padres no querían dejarse ayudar, pero no era verdad porque hablaba sin permiso con ellos y me decían lo contrario», dice. Lo mismo pasó con su hermana. «Los responsables del centro me dijeron que ella no quería venir a casa, pero luego hablaba con ella y me decía que sí», señala, criticando que la comida que servían era poca y de mala calidad.

El apunte

Los responsables aseguran que la niña está muy bien

Desde la fundación que gestiona el centro de menores, que depende del Institut Mallorquí d’Afers Socials, niegan tajantemente que la hija de María Planas sufra maltrato: «No tenemos constancia    oficial de la denucia, la pequeña nunca había salido sin permiso y al regresar se arrepentió porque siempre ha dicho estar a gusto aquí. Su hermana mayor hizo un buen proceso con nostros hasta que decidió irse».