Gabriel Le Senne seguirá siendo el president del Parlament balear. No será el segundo más breve de la historia, cargo que ostenta el socialista Antonio Diéguez, con solo 18 días en el puesto, porque un informe de los letrados le salvó y eso dio tiempo a Vox a firmar la paz. La figura del president del Parlament es una de las más estables desde un punto de vista institucional y político, un puesto mucho más difícil de remover que el de un conseller del Govern, por ejemplo. Pero un repaso histórico a las legislaturas que ha habido en Baleares, esta es la X, permite ver que, en el caso de las Islas, no se da esta premisa: en cinco de estas diez legislaturas ha habido cambio de presidente del Parlament.
El primer cambio se produjo en la III Legislatura, la que va de 1995 a 1999. En ese periodo se vivió la mayor convulsión política de las Islas hasta la fecha, con la caída de dos presidents del Govern. El primer cambio de president del Parlament se produjo apenas dos meses después de las elecciones de 1995. Gabriel Cañellas había tenido que dimitir como president del Govern y decidió que su sustituto debía ser Cristòfol Soler, que en ese momento era el president del Parlament. Soler dejó el cargo para ocupar el Consolat de la Mar, en el que apenas duró dos meses, y en la Cámara se sentó Joan Huguet, que hasta entonces había sido president del Consell de Menorca. Es decir, solo habían pasado dos meses de las elecciones y en Baleares ya habían cambiado el president del Govern, el del Parlament y el del Consell de Menorca.
Cuatro años después, con un Govern de izquierdas por primera vez en el Consolat, vuelve a producirse un segundo cambio en la Presidència del Parlament. El socialista Antonio Diéguez dimitió tan solo 18 días después de haber sido elegido. La razón de este extraño movimiento es que en los acuerdos que firmó la izquierda con Unió Mallorquina se establecía que ese puesto era para UM. El elegido era Maximilià Morales, pero había un grave problema: en la fecha de constitución del Parlament, Morales no era diputado por lo que se tuvo que elegir a uno provisional, Diéguez, y se forzó la dimisión de otro diputado de UM, Antoni Pascual, para que corriera la lista y entrara Morales. En ese mismo pleno, también dimitió como secretario de la Mesa Eberhard Grosske (IU) para ser conseller de Treball. Su puesto en el Parlament lo ocupó Joan Buades (Els Verds).
El siguiente cambio en la Presidència del Parlament vuelve a tener a otra representante de UM como protagonista, en este caso, Maria Antònia Munar. Había sido elegida presidenta en 2007, pero en febrero de 2010 se vio obligada a dimitir ya que estaba siendo investigada por graves casos de corrupción. Su dimisión se produjo el 28 de febrero, un día antes del Dia de Balears y del acto oficial que protagoniza el president de la Cámara con motivo del aniversario del Estatut d'Autonomia. El discurso lo tuvo que pronunciar la vicepresidenta Aina Rado (PSIB), que días después fue nombrada presidenta de la Cámara.
El siguiente relevo llegó en 2012, durante el Govern de José Ramón Bauzá, del PP. Pere Rotger, que volvía a ser president del Parlament en un cargo que ya había ocupado entre 2003 y 2007, con Jaume Matas en el Govern, es imputado y tiene que dimitir en aplicación del código ético que impuso Bauzá en el PP tras los graves casos de corrupción en su partido. La sustituta de Rotger fue Marga Durán, que estuvo hasta 2015, año en que concluyó la legislatura.
El cambio de president más parecido al que ha estado a punto de darse en el Parlament balear estos días con la crisis de Vox sucedió en el año 2017, cuando Balti Picornell sustituyó a Xelo Huertas en la Presidència de la Cámara. Ésta había sido elegido en 2015 a propuesta de Podemos, pero la presidenta tuvo enormes desencuentros con su partido hasta el punto de que fue expulsada de la formación, junto a Montserrat Seijas.
Una vez expulsada del partido, Huertas fue también apartada del grupo parlamentario y tuvo que dejar la Presidència en una situación muy similar a la que ha estado a punto de verse en el Parlament tras la pelea interna de Vox.
2 comentarios
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Vaya tropelías continuas,no se muevan aún hay más....
Un agravio tras otro de una clase política que se ríe de una ciudadanía resignada.