Este problema de salud pública afecta a millones de niños de todo el mundo y, según datos del Ministerio de Sanidad, tiene un coste de más de 2.000 millones de euros anuales en España. Así, esta iniciativa es un ejemplo de colaboración publicoprivada multidisciplinaria entre instituciones académicas, el ecosistema de tecnología de los alimentos y una empresa industrial líder en el sector. El proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Agencia Estatal de la Innovación, así como por la Unión Europea con fondos Next Generation EU/PRTR. Igualmente, ha sido seleccionado en la línea de proyectos de colaboración publicoprivada, en la convocatoria de 2022, del Plan estatal de investigación científica, técnica y de innovación 2021-2023, en el marco del Plan de recuperación, transformación y resiliencia.
El proyecto lo lidera Fruselva, coproductor de alimentación infantil para las principales cadenas de supermercados del mundo, y cuenta con la participación de la empresa emergente Ingredalia, nacida del sector agroalimentario del valle del Ebro y del Centro Tecnológico Tecnalia. Además, esta empresa está especializada en el desarrollo y la industrialización de ingredientes funcionales de alto valor añadido que contienen compuestos activos recuperados a partir de subproductos de la industria alimentaria. También participa en el proyecto, además de los investigadores de la UIB, el Departamento de Nutrición y Ciencias de la Alimentación y Gastronomía de la Universitat de Barcelona.
Ambas universidades aportarán su experiencia investigadora en el ámbito de la nutrición y la salud. Concretamente, los investigadores del grupo Nucox de la UIB se encargarán de hacer una intervención nutricional en humanos suministrando alimentos ricos en compuestos bioactivos con efecto antiobesogénico por inducción de cambios en el metabolismo. Igualmente, los alimentos así diseñados se habrán ensayado previamente en ratones y seguirán un panel de cata o de análisis sensorial para asegurar que serán aceptados por las personas participantes en el estudio.
Después de una intervención nutricional de seis meses con consumo de estos alimentos, se analizará su efecto sobre el peso corporal y otras variables y parámetros bioquímicos en sangre y orina definidores de cambios positivos sobre la salud de las personas. El grupo de investigación Nucox también forma parte del Instituto de Investigación Sanitaria de Baleares (IdISBa) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn) del Instituto de Salud Carlos III. En el proyecto, la empresa Ingredalia brindará su experiencia en industrialización y escalado, además de formulación de alimentos de alto valor nutricional, con un enfoque en la mejora de la salud de los consumidores, así como la versatilidad y agilidad en el desarrollo que una empresa emergente puede aportar a un consorcio de estas características.
Por otra parte, Fruselva como coordinador del proyecto tiene un papel fundamental en la comercialización futura de los alimentos que se desarrollen, con la intención de ayudar a reducir, a medio y a largo plazo, el gasto sanitario mediano en obesidad infantil en España. La empresa pone el foco en la necesidad de canalizar la inversión en I+D de las universidades hacia productos reales que tengan impacto en la salud y el mercado, además de situar la industria alimentaria española como líder en la investigación de soluciones científicas aplicadas a la alimentación.
Obesidad infantil: un desafío para la salud pública
Desde la UIB han hecho hincapié en que la problemática de la obesidad infantil ha logrado niveles alarmantes en las últimas décadas y se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud en la infancia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016 se estimaba que había aproximadamente 41 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso en todo el mundo.
Además, más de 340 millones de niños y adolescentes (de cinco a 19 años) tenían sobrepeso u obesidad. Algunos de los riesgos que implica la obesidad en edades tempranas son la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y problemas de salud mental. Es en este contexto que el proyecto FARO-i coge importancia, dado que búsqueda abordar este desafío de manera «efectiva y sostenible».
1 comentario
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En mis tiempos estábamos como cañas , delgadisimos, yo me comía los cacahuetes con la cáscara, no se que vale lo mío o lo de ahora