Según el coordinador de Salud Mental de Balears, Oriol Lafau, se prevé que «los casos vayan en aumento». Justifica que el hecho de que se detecten más es porque hay más demanda, con lo cual puede haber un aumento de la lista de espera inevitable. A propósito de ello, el Instituto ha contratado recientemente a cuatro profesionales (enfermero, terapeuta ocupacional, psicólogo clínico y psiquiatra) en el equipo dedicado exclusivamente a los diagnósticos de TEA.
«El proceso de detección de un TEA es lento y farragoso», sostiene Lafau, porque informa que todas las posibles sospechas se derivan previamente desde los centros de salud, los servicios sociales y los centros educativos al Equip d'Avaluació de les Dificultats de Socialització i Comunicació (Eadisoc), que es el principal servicio de evaluación y detección de una sospecha. Así, desde que el equipo de Eadisco recibe una sospecha hasta que llega al diagnóstico en el IBSMIA pueden pasar tantos meses.
En las valoraciones previas en un caso de sospecha trabaja equipo multdisciplinar de médicos que son determinantes para descartar otras posibles patologías. Cabe recordar que en los niños menores de tres años, será un neuropediatra quien determine si tiene un trastorno del espectro autista.
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