«Yo no quiero ser mantero, me gustaría ser cocinero». Modou Ndiiaye es un mantero senegalés de solo diecisiete años que extiende su mercancía de gafas de sol de imitación, gorras de supuestas marcas conocidas, bolsas y riñoneras. Todo ello en una escueta sábana blanca en la zona de la Seu, atento a la llegada de la Policía Local por si tiene que salir corriendo. Un par de ojeadores permanecen vigilantes en s’Hort del Rei para avisar de la presencia de los agentes.
«Yo no quiero ser mantero, me gustaría ser cocinero»
Inmigrantes sin papeles acampan en el Casc Antic de Palma y ganan 20 euros al día por la venta de objetos falsificados
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1 comentario
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No hay personal en muchos trabajos.. Que dejanles trabajar temporalmente por lo menos.. Lo cual el coste para el estado es menor ademas aprenden algo y pagan impuestos. Menos riesgo en terminar como vendedor de drogas etc.. Son personas