Entre 2015 y 2021 se han consumido 11,2 kilómetros cuadrados en toda la Isla, equivalentes a 1.400 campos de fútbol de primera división que, a su vez, representan la superficie completa del municipio de Lloseta. El cálculo incluye la edificación de nuevas viviendas, carreteras y zonas ocupadas por plantas fotovoltaicas levantadas durante los seis años citados. El 70 % de estos 11,2 kilómetros cuadrados son suelo rústico y eran zonas agrarias o boscosas «intactas».
«Esto nos está convirtiendo en una ciudad aislada en medio del mar», que «se ocupa a una velocidad brutal a costa de las explotaciones agrarias, la pérdida de ecosistemas valiosos y especies», ha lamentado Adrover, que ha recordado el motivo principal que impulsa este desarrollo. «A pesar de la construcción desorbitada, el precio de la vivienda no deja de crecer porque estas edificaciones son para gente que no tiene problemas para pagarlas; todo lo que se hace es de lujo», ha señalado, y ha advertido de que «vamos hacia el modelo de Eivissa: hiperlujo frente a los residentes que viven en viviendas precarias».
Copiar a Menorca
El portavoz ha asegurado que la legislación urbanística actual «no sirve de nada». «Las herramientas que tenemos son inútiles, pero esperamos que los partidos tengan en cuenta estos datos y actúen con medidas excepcionales», según ha comentado. Adrover ha recordado que en Menorca hace 20 años que se decidió evitar todo lo que ahora pasa en Mallorca porque se hizo un plan territorial que concentra el crecimiento en los pueblos y protege el rústico.
Por ello, Terraferida ha vuelto a pedir una moratoria inmediata de construcciones residenciales en suelo rústico y su protección definitiva. También reclaman la elaboración de un nuevo Plan Territorial Insular que proteja íntegramente todo el suelo no edificado y fomente los usos agrarias, naturales y educativos. Además, instan a impulsar planes para rehabilitar las viviendas dentro de los centros históricos de los pueblos y ciudades de Mallorca, siguiendo criterios sociales que permitan reciclar y rehabilitar espacios urbanos ya edificados.
El uso del suelo edificado
La mayor parte del suelo rústico consumido durante el periodo analizado se ha hecho para albergar edificaciones residenciales aisladas. Los 2.000 chalets construidos o ampliados entre 2015 y 2021, como ya documentó la entidad en otro estudio, han consumido 4,1 kilómetros cuadrados, lo que supone el 51 % del suelo rústico transformado. La implantación de nuevas plantas fotovoltaicas representa un 1,1 kilómetros cuadrados y, en tercer lugar, las autopistas, rotondas y aparcamientos han asfaltado 79,6 hectáreas, de las cuales 43 corresponden a la ampliación de la autopista entre Llucmajor y Campos.
Aunque la normativa limita actualmente las edificaciones en suelo rústico a máximos de 300 a 500 metros cuadrados, la realidad es que muchos de los chalés superan en más de diez veces ese máximo contando con zonas ajardinadas, aparcamientos, pérgolas, piscinas o viales, según han detectado. Aun así, Adrover ha recordado que la gran mayoría de este crecimiento es legal, aunque lo considere insostenible.
Los datos que Terraferida presentó ayer surgen tras un trabajo de investigación, clasificación y de grafiar cada uno de los cambios territoriales observados para después registrarlos en un Sistema de Información Geográfica (SIG) y poder generar mapas y datos. Las imágenes y capas aéreas usadas corresponden al portal público Infraestructura de Datos Espaciales de las Islas Balears (IDEIB) del Govern.
1 comentario
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Habeis destrozado las maravillosas islas Baleares. Muchos se han y se enriquecen de estas barbaridades , politicos sin cerebro para pensar en el dia de mañana.