Los contagios suben en los países con la tasa de vacunación más baja. | SERGEY DOLZHENKO

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La nueva ola de coronavirus ya ha llegado a Europa. España observa con lupa la explosión de contagios que embiste con fuerza a algunos países del Este y Centro con la tasa de vacunación más baja. La situación es preocupante, no solo en los territorios con baja inmunización, otros con un 70 % de inoculados están comenzando a tener problemas: Reino Unido, Alemania, Países Bajos o Dinamarca pasan apuros y empiezan a recuperar las restricciones. Una situación que mantiene en alerta a Baleares, con una de las tasas de vacunación más bajas y la incidencia acumulada más alta del país (102,3 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días).

Aunque, por el momento, los expertos descartan que los hospitales sufran la saturación de las olas previas, la tendencia al alza en todo el Viejo Continente dibuja el principio de una nueva ola con un alcance difícil de predecir. Tanto es así que la OMS y la Agencia Europea del Medicamento ya han dado la voz de alerta y piden a los Gobiernos aumentar los porcentajes de vacunación, sobre todo en el segmento de población de este 29 y 49 años. La coordinadora de la vacunación contra la COVID-19 en Baleares, Eugènia Carandell, reconoció este pasado viernes que las noticias que llegan de Europa, en relación al incremento de la incidencia y los contagios, «no son buenas» y expresó su preocupación por lo que pueda suceder en las próximas semanas, en referencia al próximo puente de diciembre y las fiestas navideñas.

España juega con ventaja en esta sexta ola, el avance de la campaña del doble pinchazo, en la que ya se está inoculando a los mayores de 70 años una dosis de refuerzo de la vacuna de la COVID junto con la de la gripe podría ayudar a frenar los casos entre la población de riesgo. La cifra de población vacunada con pauta completa en España es del 78,98 %, en Baleares todavía es un poco superior y alcanza el 82,4 %. Los datos más recientes de la plataforma Our World in Data revelan una correlación clara entre los bajos índices de vacunación y las altas tasas de mortalidad en la región, sobre todo en la parte sureste de Europa. Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea (UE), está a la cola de la inmunización, con apenas un 22,5 % de la población inmunizada por completo, y a la cabeza en la tasa de mortalidad, con una media diaria de casi 23 muertos por cada millón de habitantes. La situación contrasta con la de países como España, donde la tasa media de muertes diarias se situaba en 0,58 por millón de habitantes.

Los avances de la inmunización parece que no son suficientes para para la nueva ola. Basta fijarse en el caso de Dinamarca, hace tan solo unos meses llevaba una trayectoria similar de inyecciones a la española, sin embargo los casos no paran de crecer y la autoridades ya avisan de un posible saturación hospitalaria. La diferencia entre ambos países podría encontrarse en la detección de casos y la imposición de restricciones. En el país escandinavo se realizan muchos más test que en España, por tanto se detectan más contagios. Además, allí levantaron las medidas sanitarias mucho antes, a principios de septiembre, mientras que aquí las limitaciones se han mantenido en casi todas las comunidades hasta finales de octubre. Los aforos en la restauración y ocio de Baleares no regresaron a la 'nueva normalidad' hasta el 25 de octubre.

Ahora todos los esfuerzos de cara el invierno se centran en conseguir aumentar el número de vacunados. Es el objetivo de Baleares, así como el del resto de España y de todo el continente europeo en su totalidad. A nivel nacional, las comunidades con la tasa más alta de vacunación son Asturias, Galicia y Extremadura, en la cola están Ceuta y Melilla y los archipiélagos de Baleares y Canarias. Las autoridades sanitarias buscan estrategias que puedan hacer frente al movimiento antivacunas, que principalmente han cogido fuerza en la Europa Central. Para muestra de ello el resultado de las pasadas elecciones en Austria, donde el nuevo partido político MFG, autodenominados «escépticos», consiguió el 6,2 % de los votos y entró en un Parlamento. El gobierno de Austria podría decidir el domingo imponer un confinamiento a las personas que no han sido vacunadas contra el coronavirus, ya que las infecciones diarias han aumentado a niveles récord, informó el canciller Alexander Schallenberg.

En este sentido, el Gobierno alemán tomó la estrategia de dejar de ofrecer test de antígenos gratuitos a los ciudadanos en octubre confiando en que, al ver afectado su bolsillo, muchos optarían por ponerse la vacuna para poder entrar a bares y restaurantes. Alemania exige certificado de vacunación o test negativo en las restauración y la medida no ha funcionado. La vacunación sigue estancada en el 67 %. El Gobierno alemán se ha mostrado partidario estos últimos días de endurecer medidas en Alemania ante el rápido aumento de contagios con máximos absolutos casi diarios, mientras el Instituto Robert Koch (RKI) de virología abogó por reducir los contactos al mínimo. Las autoridades sanitarias del país han calificado de «seria» la situación, donde este pasado viernes se registró un nuevo máximo con una incidencia acumulada en siete días de 263,7 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes, «con cifras elevadas y una tasa de infección baja». Macron ha anunciado recientemente que la tercera dosis de refuerzo será obligatoria para toda la población en Francia.

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Para paliar este tipo de corrientes, se han preparado varias campañas a nivel de países y también entre las comunidades autónomas. En lo que refiere a Baleares, el Govern ha trabajado en varías campañas de concienciación entre la población más joven y las embarazas, así como actuaciones concretas en varias barriadas con la tasa baja. Una de las más recientes es la puesta en marcha del Vacubús para promover la vacunación de aquellos ciudadanos que aún no se hayan podido vacunar o no hayan querido. Un autobús sanitario que ha estado instalado en plaza España durante varias semanas. Además de la vacunación, desde Salut creen que las reuniones sociales y familiares, que será habitual que tengan lugar en las próximas semanas, de mucha movilidad, son «la principal vía de transmisión del virus». Las autoridades sanitarias piden «responsabilidad» e insisten en que la mascarilla, la distancia social y la ventilación siguen siendo «la principal arma» la principal arma contra el coronavirus.

La directora general de Salud Pública y Participación de Baleares, Maria Antònia Font, insistió este viernes en que «de momento» la principal medida planteada desde el Govern ante el aumento «lento y progresivo» de casos de COVID-19 es «acercar la vacunación a la población». «Tenemos claro que tenemos una buena cobertura de vacunación, seguimos incidiendo en aquellos colectivos con una cobertura más baja», señaló. Ante el aumento de incidencia acumulada en Baleares, que en estos momentos se sitúa cerca de los 100 casos, Font ha reiterado que la vacuna sigue siendo la mejor forma de protegerse frente al coronavirus.

Vuelta a las restricciones

El aumento de casos está también propiciando que algunos países europeos recuperen restricciones para frenar la nueva ola. Austria, donde la incidencia acumulada a 14 días ronda los 1.000 casos por 100.000 habitantes, ha impuesto la vacunación obligatoria o una PCR negativa para entrar a bares y restaurantes, así como en peluquerías y centros de estética, tampoco descartan el confinamiento de los no vacunados. En este sentido, la vicecanciller Werner Kogler, ha advertido que las medidas se mantendrán hasta Navidad y no descartan endurecerlas. Alemania, Dinamarca, Bélgica, Francia también han implementado el pase verde para los locales de ocio. Italia incluso lo pide para acudir al puesto de trabajo.

En Países Bajos el Ejecutivo también ha retomado algunas medidas ante el repunte de casos: el certificado COVID en la hostelería, museos, piscinas o gimnasios y el teletrabajo. La hostelería y las tiendas no esenciales tendrán que adelantar la hora de cierre a las 19.00 horas, se limitan las reuniones sociales a cuatro personas y los eventos deportivos volverán a estar cerrados al público, incluidos todos los partidos de la liga de fútbol En Reino Unido el Gobierno de Johnson también ha avisado de que no descarta imponer algún tipo de limitaciones sociales. «Los hospitalizados son personas mayores de setenta años, o aquellos que sufrían patologías previas. Los efectos de la vacuna se van debilitando, sobre todo en esos grupos de pacientes», aseguró Susan Hopkins, la epidemióloga al frente de Public Health England (el organismo de gestión de la sanidad pública en Inglaterra) en la BBC.

Por el momento, Baleares vive casi sin restricciones. Francina Armengol reconoció hace unos días que los ciudadanos tienen que «normalizar» y «aprender a convivir con el virus». La presidenta respondió así a la pregunta de si consideraba oportuna la eliminación de los controles sanitarios a los pasajeros nacionales en puertos y aeropuertos de las Islas en un momento en el que los casos de coronavirus están repuntando. «La incidencia es menor y el porcentaje de población vacunada es más elevado en otras Comunidades Autónomas que en la nuestra», ha argumentado la presidenta sobre la eliminación de las medidas. Aún así, ante esta nueva ola de COVID las Islas deben mantenerse alerta y recordar aquello de «cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar». Por su parte, preguntada sobre la posible aplicación de restricciones de cara a la Navidad, Font señaló que, «de momento», la principal medida que plantea el Govern es «acercar la vacunación». «Siempre las tenemos encima de la mesa», ha asegurado en referencia a otras posibles medidas restrictivas.

En la misma línea se ha mostrado el Gobierno. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha destacado la buena evolución de la pandemia del coronavirus en España, con una incidencia «muy por debajo» de otros países europeos gracias a la «alta tasa de vacunación» y «el bajo negacionismo», y ha augurado que «estas navidades van a ser mejor que las pasadas». Hace un año, ha recordado, «la humanidad caminaba entre tinieblas, angustiada y fatigada» y «no existían vacunas», por lo que la respuesta ante el virus se hacía con las herramientas disponibles en ese momento, como «los confinamientos, restricciones, mascarillas, distancias sociales y geles».