Mercedes Garrido, consellera de Presidència, Funció Pública i Igualtat.

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La conselleria de Mercedes Garrido (Felanitx, 1974) actúa como coordinadora de todo el Govern, lleva la coordinación con los partidos que lo sustentan, se ocupa de las relaciones con otras instituciones, del funcionariado, de las emergencias, de las políticas de Igualdad y –de ella– depende también IB3.

Es como para salir huyendo. ¿Por qué ha aceptado ser consellera?

—Ja, ja. Porque es un reto. Si te dedicas a la política, y a mí me gusta la política, esa oportunidad es un reto. Es una conselleria con competencias que estimulan mucho y que permite desarrollar las políticas que tenemos en marcha.

Y además es usted secretaria general del PSIB-Mallorca.

—No negaré mi perfil político ni que esta conselleria lo tiene por su carácter transversal.

Otro conseller es secretario insular y de otro se dice que es una apuesta de futuro. ¿Es una remodelación pensando en 2023?

—No, en absoluto. Bueno, igual es un no muy rotundo. Esta remodelación se hace para coordinar y fijar las políticas y actuaciones que nos permitirán afrontar el escenario de crisis que nos deja la pandemia.

¿Aguantará la coalición PSIB-Podemos-Més hasta 2023?

—Sí. Y este sí si es rotundo. Aguantará hasta 2023 y el objetivo es que más.

¿Quién es mejor aliado?

—Los dos igual. Con Més llevamos ya muchos años de gobiernos compartidos y con Podemos ya gobernamos en los consells aunque la pasada legislatura no estuviera en el Govern sino apoyándolo desde el Parlament. Son nuestros socios naturales.

Después de un año de sequía legislativa, el Govern tiene 8 leyes en cartera. ¿Cuál será la primera?

—Tenemos la suerte de tenerlas adelantadas y de que podrán tramitar en el Parlament más de una al mismo tiempo. La primera, y será cuestión de semanas, la Ley de Consells. Vamos a enviarla ya al Consultiu. Es una ley fundamental para el desarrollo de nuestro entramando institucional. Fija que los consells son instituciones autonómicas y se adapta a la reforma del Estatut ya que la ley del año 2000 fue anterior a la reforma del Estatut.

La ley de 2000 dejó claro que los consells eran ‘gobierno'.

—Sí, pero aquello fue más testimonial que otra cosa. Todavía no se había reformado el Estatut que permitía listas diferentes a consells y Parlament. Ahora se adapta al Estatut y se resuelven cuestiones no previstas entonces.

De su conselleria depende la plantilla funcionarial. ¿Está garantizada la carrera profesional?

—Es un derecho que los funcionarios tienen reconocido. No se ha recortado ningún derecho aunque es cierto, y eso me lo recordarán, que no ha habido compensación salarial.

¿La defensa del sector público pasa por ampliar plantillas?

—Creo que estamos más bien en la cola. Si de verdad queremos servicios públicos de calidad, tenemos que tener un sector públicos fuerte. Se han convocado oposiciones. Venimos de una época de recortes con el PP. Imagine que la pandemia nos hubiera cogido en fase de recortes o que hubiéramos tenido plantillas externalizadas. ¿Qué habría pasado con nuestro sistema de salud pública? Si pese a todo hemos tenido que recurrir a más personal para reforzarlo, ¿qué habría pasado con los niveles que nos encontramos en 2015?

Ha dicho usted ‘externalizar'. ¿Hay que internalizar en IB3?

—Hay una demanda en los tribunales. IB3 tiene un pecado original: que Jaume Matas la montó con contrataciones externas. Y aún así hay mejoras. IB3 es el único medio informativo de Balears que no ha pasado ERTE.

¿Sudor frío al pensar en asumir personal por orden judicial?

—No, sudor frío no. Aceptaremos lo que digan los tribunales.

¿Pasaría el equipo de la presidenta Armengol en el Consolat la prueba de la igualdad?

—No puedo responderle porque no tengo en la cabeza todo el equipo. Lo que me consta es que hay mujeres en el Consolat.