El doctor Benejam hace un alto en su consulta de la clínica Juaneda para atender a este periódico.

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Drige las unidades de Urología del Hospital de Manacor y de la clínica Juaneda, en Palma. El doctor Joan Maria Benejam (Inca, 1967) es la última incorporación a la Real Academia de Medicina de Balears. En el discurso de ingreso habló de la hiperplasia benigna de próstata, una patología que puede conllevar el empeoramiento de la calidad de vida.

¿De qué se trata exactamente?

—Es el crecimiento benigno de la próstata que se produce con la edad. En sí mismo no es un problema sino las consecuencias o complicaciones que pueda acarrear como puede ser retención de orina, infecciones, orinar sangre o piedras. Sólo debe tratarse en estos casos.

A principios de año organizó en Palma un congreso nacional sobre litiosis o formación de piedras, ¿hay mucha incidencia en Baleares?

—Aquí tenemos la suerte de tener el Instituto de Investigación de Litiosis Renal que dirigen el doctor Grases y la doctora Costa que trabajan en esto desde hace 30 años. Un 14 % de los baleares ha tenido piedras o las tendrá, la prevalencia es alta, puede que más que en otros lugares de España o Europa.

¿Podría deberse al agua?

—No. La gente tiene que beber agua, da igual si es del grifo, la cisterna o embotellada. La ingesta hídrica por encima de dos litros disminuye el riesgo de que se formen piedras.

¿Aunque tenga cal?

—Aunque tenga cal.

¿Cuál es la causa ?

—Podría ser porque al hacer calor transpiramos y no hacemos la diuresis como en otros sitios, por factores de consanguinidad o porque aquí se ha estudiado mucho y eso hace que haya más diagnósticos.

¿Cómo se puede prevenir?

—Hay 12 tipos de piedras, con diferentes características y de diferente origen. Lo que es bueno para uno no lo es para otro pero lo seguro es que beber más de dos litros diarios y una dieta pobre en sal funciona.

En ocasiones ha asegurado que es posible vivir con cáncer de próstata.

—Existe un pequeño grupo de pacientes con un cáncer de próstata que se pueden beneficiar de un tratamiento no quirúrgico y estar en vigilancia activa y estricta. Son tumores de poca agresividad cuya evolución natural no incidirá en su pronóstico de vida.

¿Forman parte de la Plataforma de Investigación Multicéntrica de la Asociación Española de Urología?

—Sí. Actualmente hay unos setenta pacientes de Mallorca que entran y salen porque si el tumor se vuelve agresivo se opera y radioterapia.

¿Cómo surge esta plataforma?

—La determina el hecho de que en Estados Unidos se hacían campañas muy agresivas de cáncer de próstata y también eran agresivos en las operaciones. A la larga se ha visto que hay pacientes con cánceres latentes o insignificantes para los que una intervención significaba sobretratarlos. Por desgracia la operación genera impotencia e incontinencia y podíamos exponerlos a unas consecuencias innecesarias. Matábamos moscas a cañonazos.

Los que sí se operan, utilizan la técnica de la laparoscopia.

—En el 100 % de los casos. Fue la revolución quirúrgica del siglo pasado porque evita una incisión quirúrgica amplia y la recuperación es más rápida. Además se puede ser más delicado con la manipulación de los tejidos y tiene menos consecuencias asociadas.

¿El reto de hoy en día es superar las consecuencias de una operación?

—El reto ya no es extirpar el tumor, que es esencial, sino asociar a la operación los mejores resultados funcionales en lo que se refiere a la incontinencia urinaria o la potencia sexual.

En noviembre ya es popular la campaña ‘Movember' para concienciar sobre las enfermedades de los hombres.

—Más allá de dejarse el bigote, se ha querido hacer visible la importancia de un diagnóstico precoz entre los hombres porque con las mujeres ha funcionado mejor. Ellas tienen asumido que hay que ir al ginecólogo a hacerse revisiones. Con los hombres se va más lento pero ya son conscientes de la importancia de revisarse a partir de los 50. Hay que recordar que el cáncer de próstata no tiene una sintomatología propia.

¿Se está detectando de cada vez más en edades tempranas?

—Sí. Es una sensación que tenemos todos los urólogos de Balears. Tal vez porque están más sensibilizados y vienen antes, lo cual es clave para tener mejores resultados.

¿Estaría a favor de hacer un cribado?

—La Asociación Europea de Urología insiste en este camino pero esta medida es más política que clínica porque lleva unos costes asociados. No lo veo descabellado.