Balears apenas logra reducir el consumo de antibióticos

En 2018 se dispensaron 621.169 envases de antibióticos prescritos en la sanidad pública, una cifra que apenas se diferenció del año anterior. La bajada respecto a 2015 fue de poco más de veinte mil cajas. «Los últimos datos de consumo parecen apuntar un ligero descenso, sin embargo es pronto para poder hablar de tendencias y deberíamos ser prudentes en la interpretación de estos datos», explicó Eusebio Castaño, director general en funciones de Planificación, evaluación y farmacia del Govern.

Precisamente el pasado lunes la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones, María Luisa Carcedo, participó en el Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores (EPSCO) junto a sus homónimos de la Unión Europea donde se abordó la situación de las resistencias frente a los antibióticos.

«Si somos capaces de mejorar la adecuación de su uso, probablemente reduciremos el consumo», argumentó Castaño. En el caso de Atención Primaria y de Urgencias propone la utilización de las pruebas de diagnóstico rápido, ya que «podrían ayudar a diferenciar entre infección bacteriana y vírica». Para el caso de los pacientes hospitalizados, «los Programas de Optimización del Uso de Antibióticos ayudarían a adecuar el tratamiento utilizando el fármaco menos potente pero que sea eficaz para cada caso concreto, y así reservar aquellos antibióticos de mayor espectro para los casos que realmente lo necesiten», señaló como una de las líneas sobre las que actuar.

El tiempo medio de consulta de cada facultativo también podría influir en la sobremedicación, sin embargo para Castaño «en el caso de la prescripción antibiótica no parece ser uno de los motivos que expliquen los altos consumos».

Renovación del plan

A principios de año se actualizó el Plan frente a la Resistencia a los Antibióticos 2019/2021 en el que participan todas las comunidades, ocho ministerios (Sanidad, Agricultura, Economía, Educación, Interior, Defensa, Ciencia y Transición Ecológica); sociedades científicas, organizaciones colegiales, asociaciones profesionales, universidades y más de 300 expertos. Tiene el objetivo de reducir el consumo de antibióticos y disminuir la necesidad de utilizarlos.