El mismo día que se le perdió la pista a la mallorquina de 22 años y estudiante de Económicas un turista español contactó con el Consulado para informar de que se había encontrado con una chica en los Jardines de Luxemburgo y que le había pedido ayuda, incluso el teléfono móvil. En ese momento no había trascendido aún que Natalia se encontraba en paradero desconocido.
Tampoco tenía ninguna noticia de la desaparición de la joven de Palmanova una pareja de turistas, a quienes también pidió ayuda para salir de París. Al llegar a España, tras el viaje, supieron sobre esta inquietante desaparición y contactaron con la Guardia Civil y la Fundación Quién sabe dónde para comunicarles que habían coincidido con ella en un autobús. Estos españoles relataron que la chica habló con ellos, que les pidió ayuda y que se percataron de que no llevaba encima ninguna pertenencia. Estaba nerviosa y cuando quisieron tranquilizarla, se mostró esquiva y se marchó.
De estos episodios, junto a la denuncia de desaparición por parte de los padres de Natalia Sánchez Uribe, se informó a la policía francesa el fin de semana. El lunes se localizó la mochila de la chica, que estudiaba un Erasmus en la Universidad de la Sorbona, con su móvil y su portátil dentro.
El martes, casi una semana después de su desaparición, la Fiscalía de París abrió una investigación. Sus padres ya se encontraban en la capital francesa para colaborar y seguir la búsqueda de su hija y pedían cautela a los medios para que la investigación no se viera entorpecida. Especialmente después de varios testimonios explicaran que, en las semanas previas a su desaparición, Natalia les había contado que se sentía seguida, que se sentía sola y tenía ganas de acabar esta etapa en París..
Los investigadores interrogaron al entorno más cercano de la joven, así como a su casero, con quien había quedado para entregarle las llaves del piso, una cita a la que ya no se presentó. Lo que no sabían entonces los agentes encargados del caso es que Natalia llevaba ya varias jornadas internada en un hospital; en Francia no figuraba como desaparecida hasta que la fiscalía abrió diligencias.
Finalmente, este miércoles el padre de Natalia la reconoció en el hospital Henri Ey. Terminaba así su agónica búsqueda.
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