'Richi’, el organizador de las bacanales, en el sofá de su casa.

'Richi’, el organizador de las bacanales, en el sofá de su casa. | J.B.

J. Bastida14/09/15 0:00
TW
1

«Empezamos haciendo sesiones de sexo en grupo entre amigos y la cosa se nos fue de las manos. Lo único que puedo decir es que soy consciente de los errores cometidos, pido perdón por todo ello, y especialmente a mis vecinos, familiares y amigos». Ricardo R.C., más conocido como 'Richi', el organizador de las bacanales de sexo y drogas practicadas en un ático de la calle Antoni Marqués de Palma rompe su silencio para Ultima Hora.

«Desde que sucedió todo aquello estoy en tratamiento psicológico y psiquiátrico. No puedo dormir y estoy viviendo un auténtico calvario. Yo no me considero un camello ni nada por el estilo. No voy a ocultar que actué de una manera impropia e inadecuada. Reconozco que cometí un grave error y ahora quiero afrontar todas las consecuencias de mis actos», afirma Ricardo.

«En la prensa se utilizó el término orgía. Quiero decir no eran orgías propiamente lo que se practicaba en mi casa, más bien sesiones de sexo libre en grupo. Yo no cobraba entrada para acceder a las fiestas, lo único que pedía era una pequeña colaboración de 15 euros en concepto de toallas, limpieza y otros servicios que ofrecíamos en las sesiones», matiza 'Richi'.

Durante las fiestas, el organizador ofrecía a todos los participantes la posibilidad de consumir Popper o LGB, pero siempre de una manera libre y sin obligar a nadie. «Las sesiones comenzaron. Pensaba que lo que estaba haciendo eran fiestas sexuales con un grupo de amigos y, lo dicho, la cosa se fue de las manos. Lo más importante es que quede muy claro que yo nunca he participado en las sesiones y que estaba allí para atenderles y que no les faltara de nada», defiende 'Richi'.

«Quiero pedir que se aplique la Justicia, pero que me dejen vivir en paz. Soy un hombre muy trabajador y responsable que cometió un error y quiero repararlo. Mis disculpas más sinceras a mis vecinos y a la gente me quiere», concluye Ricardo.