Basta con intentar concertar una entrevista con un representante de Podemos para darse cuenta de que se trata de un partido diferente a los demás. A la entrevista se presentan seis personas y todas ellas hablan en igualdad de condiciones.
Los herederos del 15-M siguen siendo asamblearios y esperan que el éxito electoral no les cambie. Reniegan de las estructuras piramidales al uso y creen que la política tiene que hacerse desde abajo hacia arriba, de la calle a las instituciones. Esa es una de las cuestiones que les diferencia de otros partidos. Y con estas premisas, en plena crisis de la cultura política, Podemos, con 27.794 votos conseguidos en Balears el pasado domingo, ha superado a partidos tradicionales como EU o Esquerra.
De izquierdas
Es una formación marcadamente de izquierdas y aseguran que su mensaje va contra las políticas de la troika, a favor de no pagar la deuda soberana de España, en defensa del derecho de los pueblos a decidir, del feminismo y de todos lo servicios público: son radicales y de izquierdas.
A pesar del éxito conseguido, aseguran que no se dan por satisfechos porque su aspiración es ganar las elecciones y transformar desde dentro el entramado institucional. «Encajamos en el sistema porque queremos convertirnos en su contrapoder», añaden.
La formación política tiene la voluntad de continuar adelante y aspira a presentarse a las elecciones autonómicas y generales con las mismas bases ideológicas con las que se han presentado a estas europeas: una defensa a ultranza de los servicios públicos, especialmente la sanidad, la educación y los servicios sociales.
En estas elecciones han partido con la ventaja de contar con un líder muy mediático, Pablo Iglesias. Les ha dado proyección y la han querido aprovechar para como catalizador del voto de los indignados. ¿Y a quién han quitado los votos? «Al PSOE», responden casi al unísono.
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