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Bueno, no está mal. Como mínimo ya tenemos sobre la mesa las conclusiones del primer estudio de capacidad de las carreteras de Mallorca, que vienen acompañadas de toda una serie de propuestas. Como alumno aventajado de la Mesa del Pacto Político y Social que ha de conducir la transición del modelo socioeconómico de nuestra comunidad, el Consell de Mallorca ha hecho los deberes relativamente rápido. No en vano, la alta densidad en la movilidad y el tráfico son los elementos más fácilmente percibibles y palpables por todos de la congestión turístico-demográfica que sufre la isla y, por tanto, las propuestas para aliviar la saturación no admiten demoras.

El anuncio de las propuestas principales ha sido ampliamente bien recibido y entran dentro de lo esperable, recordemos que en el mes de julio el presidente de la institución insular se mostraba dispuesto a «limitar lo que haga falta». En este sentido, el establecimiento de un número máximo de vehículos de alquiler en circulación, la regulación de la entrada de vehículos que no paguen el impuesto de circulación en Balears y la fijación de una tasa para los coches que no tributen aquí (que vienen a ser tres caras de la misma moneda) es algo que se veía venir, irremediable no implantarlo en un territorio insular tan pequeño y tan densamente poblado y visitado.

Por otra parte, las propuestas de impulso de aparcamientos disuasorios para facilitar el transporte público y el aumento de viales cívicos son innegablemente buenas si bien adolecen de inseguridad en su implementación práctica. Primero habrá que encontrar los terrenos convenientes en los que asentar tales aparcamientos, que presumiblemente no van a ser pocos, y que luego no haya pegas en darles este uso tan específico. Son tramitaciones que no son de hoy para mañana, al igual que la creación de viales para ciclistas, cuya implementación normalmente tarda lustros, ya veremos.

Aunque va en sintonía con la pauta marcada hace varias semanas por parte del Govern al anunciar su apuesta por un tren a Llucmajor, no deja de sorprender en positivo la insistencia del estudio de referencia en la ampliación de la red ferroviaria isleña o la recomendación de mantener la gratuidad del transporte público, la ampliación de carriles reservados para el transporte público o la creación de carriles prioritarios. Son todas ellas, propuestas que buscan una transformación profunda del modo de desplazarnos con un largo recorrido y alcance.

Todo ello es algo vital, establecer las bases de un nuevo enfoque de cómo movernos en el futuro va al núcleo duro de la saturación e insatisfacción consecuente. No es querer ser grandilocuentes ni se trata de propuestas irrealizables por demasiado costosas, como algunos han dicho. A mi modo de ver se han quedado cortos en las propuestas, el sector de Ponent de la isla también necesita un tren, al igual que Alcúdia, y se requieren tranvías de conexión en todas las zonas turísticas y más frecuencias de buses en los pueblos Necesitamos fluidez en los desplazamientos, es la única manera de dejar el coche, y solo dejándolo la transformación será posible.