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Como ya adelantamos antes de las «vacaciones» de agosto, los mercados continuaban trabajando y estas semanas han sido interesantes para las bolsas. De hecho, se han producido muchas noticias que han afectado o afectarán a los mercados en el corto y en el medio plazo. La temporada de resultados empresariales en Europa ha sido más intensa que en Estados Unidos (empieza más tarde) y la tónica general ha sido muy positiva (también al otro lado del Atlántico) con alguna excepción muy puntual. Realmente este punto debería ser el más interesante: cuando invertimos en bolsa lo hacemos en empresas y los resultados y previsiones ya incorporan variables que ahora están tan de moda tales como la inflación, el crecimiento económico o los tipos de interés.

Desde luego, parece que las cotizadas están absorbiendo mejor estas incertidumbres macroeconómicas, sobre todo en algunos sectores, y las caídas de finales de 2021 hasta diciembre de 2022 pueden ya haber recogido (y de sobras) estos «problemas». Aún así, hay que estar pendientes de los datos macro y este verano también se han publicado algunos.

A nivel de crecimiento económico se confirma la ralentización fuerte en Europa, incluso la recesión en algunos países. Ya no solo por datos actuales de Producto Interior Bruto (que ya marcan recesión en la «locomotora» europea que debería ser Alemania) sino los indicadores adelantados que anticipan momentos peores: los PMI (Índice de Gerente de Compras o Purchasing Manager Index) han sido nefastos en Europa.

También se conocieron los datos de inflación de julio y esta misma semana se están publicando los preliminares de agosto confirmando el aplanamiento en la curva de inflación, incluso en la subyacente (la que elimina combustibles y alimentos perecederos) que se resistía (algo normal ya que siempre va con retraso respecto a la general). De todo ello se habló en el simposio de Jackson Hole, retiro estival de personas con cargos muy influyentes en la economía mundial como los banqueros centrales. Como es normal, no dejaron la oportunidad de advertir sobre la inflación, aunque las palabras no fueron tan agresivas como las que vertieron el año pasado, ni tan suaves como las de 2021 cuando no le daban importancia a la inflación.

Una de las voces más beligerantes contra el crecimiento de precios fue, precisamente, de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), aunque en los últimos días han aparecido voces dentro de esta institución advirtiendo de los datos macroeconómicos negativos y del impacto que podrían tener más subidas de tipos. Y es que, aunque parezca contradictorio, una macroeconomía débil podría ser buena para el corto plazo de las bolsas y para un cambio de tendencia definitivo en los bonos: se pararía la subida de tipos y se empezaría a hablar de bajadas.

Aún así, las bolsas europeas han vivido unas semanas de recogida de beneficios que, sin embargo, no han hecho perder soportes claves. Estos podrían ser los 8.800 a corto plazo y los 7.800 a medio-largo en el Ibex; 4.100 y 3.850 en EuroStoxx; o los 14.850 y 13.500 en DAX alemán por poner algunos ejemplos.