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Escribía para este suplemento en junio de 2019 que era un buen momento para reflexionar sobre el sistema sanitario, un pilar fundamental de nuestro estado del bienestar. Planteaba la cuestión de si nuestro sistema goza de buena salud e invitaba a los nuevos responsables políticos tanto autonómicos como nacionales que iniciaban nuevo mandato a tomar en consideración las bondades de la colaboración público-privada, apostando por la misma para seguir manteniendo al sistema en estado de buena salud.

Ni en nuestras peores pesadillas hubiéramos imaginado la catástrofe que se nos avecinaba. La pandemia de la COVID-19 en pocos meses puso en jaque no sólo al nuestro, sino a todos los sistemas de salud a nivel mundial. Esta situación disparó la necesidad imperiosa de colaborar, buscando sinergias a fin de combatir un enemigo del que desconocíamos tanto su estrategia como el impacto que tendría sobre nosotros. Si una cosa he de destacar de este inquietante período ha sido la capacidad de crear y mantener líneas de colaboración entre el sector público y el privado en materia sanitaria. En un breve espacio de tiempo se consiguió un hito histórico: la creación de las vacunas para la COVID-19. Nunca antes, en la carrera de los avances en sanidad, se había conseguido en tan poco tiempo crear, producir y suministrar una vacuna eficaz como antídoto para un virus que acabábamos de conocer.

En un entorno más local y en otro orden, nuestra comunidad ha sido un claro ejemplo también de esa colaboración. Ello ha permitido, durante los períodos más críticos, dar respuesta sanitaria no sólo a la población residente, sino también a los turistas que nos han visitado -esencialmente la sanidad privada ha dado cobertura sanitaria a través de distintos acuerdos y convenios con la sanidad pública a los extranjeros comunitarios-. Eso ha sido gracias a la profesionalidad, capacidad diálogo y de entendimiento que se ha propiciado entre ambos sectores auspiciada por la responsable política del momento, la consellera Patricia Gómez, a quien desde estas líneas quiero desearle todo lo mejor. Faltaría a la verdad si dijera que en este complicado período no hemos tenido algunas discrepancias y momentos de tensión, pero con capacidad de escucha y sobre todo con voluntad de entendimiento hemos conseguido abordar un momento que se antojaba tremendamente difícil.

Nos encontramos ahora en junio de 2023. De nuevo, a las puertas de la configuración de un nuevo gobierno autonómico, y en breve tendremos unas elecciones generales. La situación pospandémica de nuestro sistema sufre de las consecuencias derivadas de la misma y de otros problemas estructurales que se han agravado. Es por ello por lo que debemos seguir manteniendo y mejorando, con mayor razón, líneas de colaboración que aprovechen la capacidad de todos los recursos existentes. De este modo podremos afrontar con mayores garantías estos retos de futuro que nos esperan y así seguir manteniendo nuestro querido sistema sanitario con buena salud.