Santa Margalida es el municipio balear con más potencia fotovoltaica en media tensión. En la imagen, tres parques en la zona de Can Picafort. Foto: L. Olmo | L. OLMO
El informe anual 2021/2022 del Comité de Expertos para la Transición Energética y el Cambio Climático de les Illes Balears publicado el pasado martes es contundente. Explica que los efectos del cambio climático también se notan en Balears y que es imprescindible limitar el calentamiento global a 1,5 grados durante el siglo XXI, lo que implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad desde hoy hasta el año 2030. Asegura que Balears se verá afectada por el cambio climático con efectos que van desde el aumento del nivel del mar, el incremento en la frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor o la disponibilidad de recursos hídricos.
Indica también que el Archipiélago debe cumplir con su parte de responsabilidad y reducir sus emisiones. En este sentido, en 2019 se aprobó la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Fija como objetivos la reducción en un 40% de la emisión de gases de efecto invernadero en el año 2030 respecto a las de 1990. Establece también que en 2030 habrá una aportación de las energías renovables del 35% y fija en un 26% el ahorro de energía que se habrá producido en el mismo año. Centra la imprescindible reducción de emisiones de efecto invernadero en la producción de energía y en el transporte, puesto que generan más del 80% de las emisiones.
El Comité de Expertos señala la necesidad de abordar una profunda transformación en los medios de transporte para que generen cero o casi cero emisiones. Además, aboga por reducir el flujo de visitantes. Considera también imprescindible iniciar el camino hacia un cambio de modelo que implique el desarrollo de otros sectores no vinculados a la actividad turística. Apuesta por la electrificación del transporte y de muchos usos energéticos en los hogares así como, evidentemente, por el uso masivo de energías renovables. Sugiere limitar el uso de hidrógeno, por ejemplo, al transporte marítimo o la fabricación de ladrillos. El estudio vincula el avance de la transición energética a una reducción de las desigualdades y a un incremento del bienestar de la ciudadanía.
El informe señala que las temperaturas máximas y mínimas en Balears ya han aumentado 0,44 grados y 0,37 grados por década entre 1975 y 2015. Además, la temperatura del mar también ha aumentado. Con el actual ritmo de emisiones, desde hoy y hasta final de siglo la temperatura podría uamentar entre tres y cinco grados. Constata también que el nivel del mar se ha incrementado 1,3 centímetros por década de media durante el siglo XX. En este sentido, asegura que el nivel del mar aumenta cada vez más y que tiene ahora una tendencia de tres centímetros por década. Es decir, que siempre considerando las emisiones que se produzcan desde hoy, el nivel del Mediterráneo podría aumentar entre 37 y 90 centímetros hasta final de siglo. El litoral, evidentemente, quedaría afectado, especialmente las zonas de playa, que podrían verse reducidas de forma sustancial. Explica también que se espera una reducción de la lluvia de entre un 10% y un 20%, pero asegura que el efecto sobre la disponibilidad de agua será mayor. El aumento de temperatura incrementa la evaporación.
El comité dibuja un escenario con impactos en los sistemas naturales. Indica que hay especies que no están adaptadas a estos incrementos de temperaturas y a la escasez de recursos hídricos. Asegura que algunas especies endémicas especialmente amenazadas pueden desaparecer. El informe indica que la posidonia oceánica podría desaparecer en los próximos 60 años y recuerda el papel fundamental que juega en la regeneración y protección de las playas. El Comité de Expertos alerta también del impacto que provocará el cambio climático sobre la economía y apunta a una reducción de la productividad, un aumento de costes así como a una reducción del atractivo turístico (pérdida de playas, incremento de la temperatura...).
CONCLUSIONES. El informe, en sus conclusiones y recomendaciones, recuerda que los cambios necesarios son numerosos y profundos pero imprescindibles para dar respuesta al cambio climático. Asegura que los próximos diez años serán determinantes. Explica que la transición energética no puede ser una simple sustitución de unas fuentes energéticas por otras, sino que debe implicar una disminución en el consumo. Indica que la transición energética no ha de ser percibida como una limitación, sino como una oportunidad para construir unas Islas más resilientes. El texto indica también que una transición efectiva implica necesariamente una reducción de las desigualdades y una atención especial a las personas en situación más frágil.
Finalmente, en uno de sus anexos, el escrito del Comité de Expertos describe los objetivos de la Ley de Cambio Climático de les Illes Balears. Recuerda, por ejemplo, que se fija una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del 40% en 2030 respecto a 1990 y del 90% en 2050. Cifra la participación de las energías renovables en la energía final consumida en Balears del 35% en 2030 y del 100% en 2050, con un mínimo del 70% de esta energía producida en Balears. Además, fija el ahorro de energía en un 26% en 2030 respecto a 2005 y del 40% en 2050. Respecto a los vehículos de combustión interna, prohíbe los diésel desde 2025 y fija en 2050 el año en el que la totalidad de los vehículos a motor que circulen por las carreteras de Balears serán libres de emisiones. Refiriéndose a las instalaciones térmicas establece que a partir de 2025 no podrán emplear carbón ni gasoil y desde 2040 ningún combustible fósil, y establece que los grupos 3 y 4 de la central térmica de Alcúdia dejarán de funcionar en 2025.