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El V Foro El Económico al que pude asistir la semana pasada asombró por la oportunidad del tema escogido, “la fuerza del diálogo”, y el panel de ponentes, contando entre otros con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Un foro que se organiza con meses de antelación y justo coincide en un momento en el cual se está debatiendo un tema tan delicado como la derogación de la reforma laboral, tema que implica la necesaria participación de todos los agentes sociales, políticos, sindicales y patronales si no se quiere caer en el error de no intentar equilibrar todos los intereses en pos del bien común.

Fue realmente interesante escuchar a representantes sindicales, del gobierno y de la patronal en un mismo foro hablando en público, puesto que normalmente cuando coinciden estas tres partes suele ser a puerta cerrada.

Es verdad que no fue una negociación, ni un debate, ni siquiera una mesa redonda en donde los participantes contestaran alguna de las afirmaciones de sus compañeros, lo cual hubiera sido aun si cabe más interesante, pero se hubiera corrido el riesgo de que algunos de los ponentes hubieran declinado la invitación si se hubiera optado por este formato.
El discurso inaugural de Antoni Riera, director técnico de la Fundación Impulsa, fue emotivo e inspirador, donde destacaba el momento histórico de transición que nos ha tocado vivir, y el peligro de los extremos, de la dicotomía entre el “sí o el no”, lo cual resume muy bien el objeto del foro.

Al Unai Sordo, secretario general de CCOO, se le vio muy cómodo dando un discurso sin leer ningún documento, exponiendo su visión sobre la importancia de la cohesión social, una actuación brillante. No tan bien José María Álvarez, secretario general de UGT, que pareció no estar muy cómodo en un foro de estas características y se limitó a leer su discurso denunciando la todavía existencia de “trabajadores pobres”.

De todos los ponentes quien más arriesgó y se atrevió a trasgredir el tono del evento fue Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme y vicepresidente de CEOE, quien remarcó antes de empezar que el modelo económico de las Balears basado en el turismo no significa precariedad y advirtió que el diálogo social debería ser entre la patronal y los sindicatos, no con el Gobierno.