Otro dato positivo que deja la temporada es que, mes a mes, se ha ido recortando distancia con el año 2019. Ahora en octubre también está sucediendo. Si fuera un presagio del futuro, hemos de ser optimistas cara a 2022, aunque mayo del año que viene es una fecha a largo plazo, visto lo visto.
El año que viene se presenta, a día de hoy, mucho mejor de lo que se presentaba este 2021. El año pasado por estas fechas no estaban ni anunciadas las vacunas. Hoy está vacunado más del 70% de la población, lo que parece un buen registro. Aún así, debemos luchar por llegar al 100% de la población. La insolidaridad de quienes, pudiendo vacunarse, eligen libremente ejercer su derecho a no vacunarse, debiera ser correspondida con una regulación que defendiera a los demás de su mayor capacidad de contagio. Veremos a ver qué se hace, de momento solo hay ruegos y plegarias. Cuantas más limitaciones y cargas se les impongan, más incentivos para vacunarse.
No son buenos tiempos para los pronósticos, porque todo cambia muy rápidamente, pero dentro de la incertidumbre en la que estamos instalados, sí que se ha reducido muchísimo la incidencia de la pandemia, y si no hay nuevas variantes, y si la movilidad entre países se permite, y si se aligeran los requisitos de pruebas y tests, y si se eliminan restricciones, y si…, eso será bueno para todo el sector turístico europeo, también para nosotros.
Para terminar, decir que se ha comprobado que Eivissa y Formentera tienen un gran tirón en el mercado turístico internacional, que tenemos eso que ahora llaman resiliencia, por lo que hemos de confiar en un gran futuro como destino turístico.