Lograr que la temporada cubra el 50% de la de 2019 sería la perspectiva más optimista, pero casi nada invita al optimismo. La vacunación en los países de la UE avanza con mucha lentitud como en Alemania, nuestro principal emisor. Reino Unido, segundo mercado avanza mejor, pero aún seguimos pendientes de que autorice los vuelos internacionales y los operadores británicos anunciaron que no iniciarían sus operaciones con Balears hasta julio.
Muchos turistas extranjeros van a seguir este verano la pauta de pasar sus vacaciones en sus propios países evitando los vuelos, lo que tampoco aporta optimismo. Este comportamiento también marca al turismo nacional que si bien podría compensar de algún modo la falta de turismo extranjero muestra una tendencia a elegir destinos a los que puedan acudir en vehículo, lo que nos relegaría de sus preferencias.
Otro aspecto fundamental es la conectividad aérea -y los precios de los vuelos-, que va a ser determinante para un mejor desarrollo de la temporada turística en Balears y para que los turistas de toda procedencia decidan disfrutar sus vacaciones en nuestras islas. Por ello, desde CAEB defendemos es la necesidad de disponer cuanto antes del mayor número de vacunas e inmunizar al mayor porcentaje posible de ciudadanos como vía para ofrecer unos niveles de control de la pandemia que nos permitan mostrarnos al exterior como un destino seguro, pero también atractivo.
Y ese atractivo requiere que el alojamiento, el comercio, la restauración, el transporte, el ocio nocturno, la cultura, la náutica… y toda la cadena de valor turística balear despliegue su actividad porque la mayor parte de nuestras empresas están al límite y la crisis de liquidez ya es una crisis de solvencia.
La temporada turística es irrenunciable porque ni las empresas, ni los trabajadores, ni el conjunto de la sociedad balear va a poder resistir otra temporada fallida como la de de 2020 y, por eso, exigimos que los ERTE se prorroguen hasta final de año, que las ayudas directas prometidas a las empresas lleguen lo antes posible y un trato preferente por parte del Gobierno central porque la siempre generosa Balears lleva más de un año en la UCI y somos la comunidad más afectada por esta crisis con una caída del PIB que duplica la media nacional.
El sobreesfuerzo impuesto al sector privado balear exige más implicación del sector público para acelerar la vacunación y estimular la demanda turística. La negligencia de no lograrlo conduce a Balears a una situación que no podremos soportar ni como sociedad, ni como comunidad.
Vacunas y una estrategia de movilidad son prioridades como también permitir la entrada de turistas vacunados, controles de antígenos, apertura de corredores seguros y medidas que coadyuven a reactivar el turismo, del que depende en gran medida no solo la actividad de la economía balear, sino también, el bienestar de los ciudadanos de las islas. De lo contrario, Balears se hundirá.
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