Por un lado, encontramos los libros digitales o ebooks que podemos leer en dispositivos digitales o ereaders. Nos permiten llevar una gran cantidad de libros “encima” sin tener que llevar mucho peso. Una opción súper interesante, por ejemplo, cuando vas de viaje o a la playa. Además, los libros digitales han permitido a muchos autores hacer más sencilla su autopublicación y venta.
Pasamos al formato audio y nos encontramos con los audiolibros, que cada vez van causando mayor furor. Como ejemplos en español, podemos encontrar miles de ellos en Audible o en Storytel. Una manera más relajada y que quizá nos recuerda a cuando nos contaban un cuento de pequeños. Además estas aplicaciones nos permiten tener acceso a un amplio catálogo por una cuota mensual no muy elevada.
También muchas bibliotecas se han digitalizado y nos ofrecen préstamos de sus libros a través de Internet como es el caso Hoopla.
Además de estas múltiples plataformas, también leemos continuamente en Internet: medios digitales, blogs, redes sociales, documentos en .pdf... ¡o las propias redes sociales! Por destacaros dos ejemplos, tenemos los hilos de Twitter, en los que Manuel Bartual tuvo un gran éxito o las historias de Instagram en las que la Biblioteca de Nueva York nos narró sus clásicos en el conocido formato efímero vertical. Una evolución constante, en la que seguramente, nos encontraremos en un futuro próximo con clubs de lectura en aplicaciones de audio en directo como son Clubhouse, Twitter Spaces o las Rooms de Facebook.
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