Hace unas semanas, en una jornada técnica organizada por la Unión Balear de Entidades Sanitarias (UBES), tuvimos la oportunidad de reflexionar acerca de la sanidad del futuro y los retos que le esperan. ¿Cómo serán nuestras organizaciones sanitarias? ¿Resistirá nuestro sistema los avatares que le depara? Estas fueron algunas de las cuestiones planteadas a un panel de expertos gestores, tanto públicos como privados.
La medicina del final del siglo XX y principios del XXI ha sido calificada como disruptiva. Ha adquirido este atributo por haber conseguido descifrar el genoma humano. Los estudios genéticos son, hoy, una realidad económicamente asequible. Permiten conocer los potenciales riesgos de sufrir una enfermedad y, en caso de padecerla, utilizar tratamientos personalizados adaptados al individuo. Es lo que se denomina medicina de precisión o personalizada. Actualmente esta práctica médica está más desarrollada en el campo de la oncología, aunque se espera que avance en otras patologías en los próximos años y comporte una revolución en la organización sanitaria.
Javier Colás, presidente de Additum Blockchain y director de Innovación en el Health Care Institute de ESADE, presente en la jornada, dijo refiriéndose a nuestro Sistema Nacional de Salud: “Tenemos un sistema que está bien, pero que sin duda tiene que acometer cambios. El presupuesto no puede aumentar mucho, de hecho la OCDE ha recomendado que el gasto no se incremente más que el PIB, así que el sistema tiene que ser más eficiente para poder introducir la innovación”. ¿Será la medicina de precisión uno de los disruptores que aportará eficiencia al sistema?
En un reciente artículo publicado en la Revista Española de Economía de la Salud, el profesor Dr. Carlos Camps, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital General de Valencia, manifiesta que la medicina de precisión “potencia la efectividad y la eficiencia ya que permite emplear estrategias terapéuticas más apropiadas para cada paciente en función del mecanismo molecular subyacente de la enfermedad y de las características genéticas del paciente”. Además ve en este nuevo modelo “una oportunidad de desarrollo de un sector industrial de alto valor estratégico, sanitario, científico y económico”.
Estados Unidos fue el primer país que apostó, con 216 millones de dólares, por una estrategia nacional sobre medicina de precisión. Le siguieron en el desarrollo de estos planes China (9.200 millones de dólares), Francia (670 millones de euros), Reino Unido (125 millones de euros) y otros países europeos. España no cuenta con una estrategia estatal sobre medicina de precisión, aunque sí con algunos proyectos en Catalunya, Andalucía, Extremadura, etc.
En época propicia para los deseos y buenos propósitos, como es Navidad y Año Nuevo, aprovechando también el inicio de una nueva legislatura, comparto con el Dr. Camps la necesidad de contar con una estrategia o plan nacional que desarrolle la medicina de precisión. Así que formulo un deseo: que nuestros gobernantes se esmeren para que esta sea una realidad.
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