El capital natural es el nexo de la economía y la ecología en las empresas.
En la actualidad el medioambiente es un concepto asumido por la sociedad en general y muy particularmente por la empresa que cada vez se ocupa y preocupa ese stock de bienes y servicios que nos proporciona este nuevo concepto que es el capital natural, es decir, las reservas naturales disponibles en la naturaleza como pueden ser el petróleo, las plantas, los animales, el aire y una ilimitada lista.
De forma directa o indirectamente toda actividad humana, y la empresarial de forma especial, interactúa con el medio natural, extrayendo materias primas, utilizando agua o energías y también en la generación de residuos y gases contaminantes. Todos ellos son impactos negativos para el medio ambiente, porque son finitos, alteran los ecosistemas y están disminuyendo de manera acelerada en los últimos años, pero representan un activo gratuito para las empresas que los consumen o simplemente los utilizan.
Este nuevo concepto está transformando el mundo empresarial al incorporar los analistas de costes, riesgos y oportunidades al constatar la sensibilidad de este tema en el ámbito financiero.
Los profesores Constanza y Daly acuñaron en 1992 el concepto de capital natural, que a efectos de la ecogestión, se puede dividir en cuatro tipos: renovable (especias vivas, ecosistemas...), no renovable (carbón, petróleo, minerales...), recuperable (agua potable, atmósfera...) y cultivado (agropecuario, piscifactorias....).
Es evidente que el impacto económico en cuanto a costes asociados a impactos negativos varía en función de la actividad empresarial y por ello son cada vez más las compañías que incorporan en su gestión estratégica los riesgos y oportunidades derivados de su relación con el medio ambiente.
Las agencias de calificación utilizan ya de manera habitual instrumentos para medir el grado de buen comportamiento medioambiental y social de los valores cotizados para añadir sus resultados a la información financiera. Pero con la incorporación del capital natural en la gestión empresarial, los inversionistas preguntan qué pasaría si todos los impactos negativos de las empresas tuvieran un precio.
El objetivo es indudablemente medir y valorar el medioambiente implementando las cuentas de capital natural a través de innovadoras herramientas, como la utilizada por la gestora de inversiones Schroders, bautizada como SustainEx, que da respuesta a la pregunta que hacíamos más arriba: los beneficios de las empresas cotizadas caerían un 55% si se contabilizaran sus consecuencias sociales y ambientales. Afirmando que “un tercio de las compañías entrarían en pérdidas”.
Recientemente la Fundación BBVA otorgaba el Premio Fronteras del Conocimiento a la doctora Georgina Mace, experta mundial en Ecología Evolutiva, que en su discurso al recoger el galardón manifestaba que “podemos dar valor a los recursos naturales, si cuantificamos el coste al que la sociedad se enfrentaría si no existiera diversidad biológica” y a título de ejemplo “determinar el coste de limpiar los ríos si no hubiera sistemas naturales que lo hicieran, etc. etc. Así podríamos hacer cálculos de reemplazo en términos económicos”.
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