El comienzo de la llegada masiva de turistas a la isla de Eivissa en los años sesenta del siglo pasado provocó que mucha gente abandonara las labores del campo para dedicarse plenamente al sector servicios. Y esto es precisamente lo que le pasó a Josep Boned, el abuelo materno de Joan Tur, uno de los socios y máximo responsable de la flota de la empresa Ulises Cat, dedicada a las excursiones marítimas. Boned y sus once hermanos vivían del cultivo de la tierra en Santa Agnès de Corona y de vender la leche a los incipientes hoteles de la bahía de Portmany gracias a la vaquería que montaron. Josep empezó en el negocio de las excursiones marítimas en es Canar, mientras que uno de sus hermanos hizo lo propio en Platja d'en Bosssa. “Era una época en la que aún no había mucha oferta complementaria y partían de es Canar cuando había llenado el barco. Iban a ver algún barco hundido, se invitaba a paella, circulaba el porrón y la excursión era una fiesta”, explica Joan.
El turismo y las excursiones marítimas fueron a más y en 1998 Josep Boned decidió fundar Ulises Cat, un modelo empresarial “más profesionalizado”. Desde el principio, su producto estrella siempre fue el trayecto entre las Pitiüses. Una excursión que han tenido que modificar debido a las restricciones impuestas por las autoridades. “Antes íbamos a ses Illetes y nuestro atractivo era ir de playa a playa, pero nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos”, señala Joan. Ahora, los dos catamaranes de Ulises Cat que hacen la ruta entre las playas ibicencas de ses Figueretes y Platja d'en Bossa, con una capacidad máxima de 300 y 350 pasajeros, y tienen que desembarcar en el puerto de la Savina. “A los clientes les tenemos que dar un valor añadido, como una copa de cava o unas zonas reservadas con sofás para que se sientan más cómodos en el barco”, apunta Joan, quien añade que han tenido que añadir a su oferta de excursiones las llamadas party boats: “Nos hemos tenido que adaptar a la demanda. Si no hiciéramos este tipo de servicios tendríamos que cerrar”.
Pese a que no es obligatorio, Ulises Cat contrata seguridad privada y un servicio de socorrismo cada vez que lleva a cabo una party boat, una actividad que está prohibida en el Parc Natural de ses Salines. “Cuando nos acercamos al litoral la música se para y los clientes pueden darse un baño. Si por el estado de la mar tenemos que adentrarnos en el Parc Natural, lo que hacemos es parar la música hasta que salimos de sus límites”, apunta Joan Tur.
Los dos catamaranes de Ulises Cat también forman parte de la flota del grupo empresarial Sea Experience, que realiza excursiones al islote de es Vedrà y por el litoral pitiuso junto a otras dos empresas náuticas, Sea Bus y Capitán Hook.
Ulises Cat, que cuenta con una treintena de trabajadores en temporada alta, también dispone de dos barcos (Flipper Tercero y Pascual) en el puerto de Sant Antoni con los que realiza excursiones por el litoral ibicenco, a es Vedrà dos días a la semana y a las playas de Formentera un día. En invierno, se aprovecha para llevar a cabo las revisiones y reparaciones oportunas de la flota y para las excursiones del Imserso.
INTRUSISMO. Como la mayoría de sectores en Eivissa, el de la náutica también se ve perjudicada por el intrusismo. “Lo sufrimos muchísimo. Proliferan muchas empresas que han surgido de la nada y a algunas se les da facilidades y, al final, no pagan ninguna tasa, no dejan nada a la isla y ofrecen una mala imagen de Eivissa. Hacen lo que les da la gana porque las dos lanchas de vigilancia que hay no dan abasto”, denuncia Joan, que se refiere sobre todo a las pequeñas embarcaciones que trabajan como chárter. Tur también aplaude la intención de la Guardia Civil de abrir una sección marítima en Eivissa, ya que supondría un mayor control del intrusismo en el mar.
El socio de Ulises Cat también culpa al intrusismo de la bajada del 15% y del 10% que han sufrido las excursiones marítimas en 2018 y 2019.
MUELLES. Otra de las reivindicaciones de Ulises Cat y de todo el sector náutico ibicenco es la rehabilitación de los pequeños muelles habilitados en el litoral pitiuso para el embarque y desembarque de pasajeros. “En Mallorca son una gozada porque tienen la Demarcación de Costas cerca”, destaca Tur.
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