«Ser de Eivissa o de Menorca es más importante que el curriculum». Esta es una de las críticas que hace el economista Pep Ignasi Aguiló a la ley electoral actual. Su nuevo libro, Reflexiones de un economista balear en tiempos revueltos, es sobre todo una recopilación de artículos publicados, pero incluye algunos comentarios inéditos como la propuesta que, afirma, acabaría con algunos incentivos perversos. Tampoco se escapan las críticas al inmovilismo reformista.
Usted propone que Balears sea un ejemplo de cambio para todo el país. ¿De qué manera modificaría la ley electoral?
Balears puede ser pionera. Mi propuesta es dividir el Parlament en dos: de los 59 diputados, que haya 33 que sean elegidos en lista única y circunscripción única. Que dé igual que seas de Menorca, de Eivissa o de Manacor. Y por otra parte, dividir cada isla en una serie de distritos y escoger a un representante para cada circunscripción. Que haya dos listas al Parlament.
¿Eivissa tendría más distritos que Menorca?
Sí, no queda otra. Tenemos una anomalía total y absoluta, porque Eivissa tiene menos representantes que Menorca teniendo bastante más población. Cambiaría los pesos, pero mantendría la representación territorial con los distritos. Este representante, dentro de un partido, sería una voz que defendería los intereses de su distrito y promovería ideas propias. Esta discusión, sin necesidad de aprobarse, solo por plantearla, podría pasar al ámbito nacional. Y Balears lideraría el conjunto de España.
¿Es necesaria esta reforma?
No. Pero mucha gente tiene la sensación de que los diputados van por libre. Ahora no hay ningún gran tema que preocupe a la población pero, ¿y si vuelve la recesión? La gente no sabe lo que dice cuando pide decrecimiento, porque el conflicto social aparece, seguro.
¿Y en financiación autonómica?
La estructura autonómica se ha diseñado prácticamente desde Catalunya. Los ayuntamientos no se quejan por la falta de financiación porque tienen el IBI para recaudar y lo pueden subir si quieren. Son responsables de la gestión de sus cuentas. Pero las comunidades no, porque la gente cree que el IRPF lo pagas a Madrid. El discurso del ‘Madrid me mata' es igual hoy que en 2002 y el presupuesto de la comunidad se ha multiplicado por tres o cuatro. Es mejor poner las comunidades autónomas a competir.
Luego no podemos pedir los mismos servicios ni las mismas prestaciones.
Algunas sí y algunas no. Lo fácil en gestión es contratar más. Lo difícil es administrar mejor y desplazar recursos. Pero tiene que haber incentivos, y ahora no los hay. Tenemos que hacer que los políticos sean responsables. Con las reformas del sistema de financiación no se ha eliminado el statu quo, solo se puso más dinero y Zapatero tuvo que subir los impuestos. Pero si los cobra Madrid, aquí todos contentos. Dar la culpa a otro siempre va bien.
¿Qué piensa de la salida de la crisis?
Tenemos una parte de la salida de la crisis buena y otra mala. La buena es que se hicieron algunas reformas. La parte mala es la tendencia al statu quo. Todos queremos comprar en un sistema competitivo y trabajar en un sistema sin competencia. Cada vez hay más lobbies que quieren restricciones para limitar la competencia. Esto es lo que nos llevó a la crisis. No era una crisis capitalista, fue una crisis de barreras entre sectores. A nivel estatal, los gobiernos no han hecho reformas y la única manera es mantener los tipos de interés. Es una salida en falso. Otra reforma necesaria es la tributaria. Los impuestos no son bajos pero no recaudan lo que deberían y nos lleva a déficits permanentes.
El problema de la vivienda, ¿cómo lo solucionamos?
Que sea más fácil construir y transmitir una vivienda. Proteger al propietario. Hay que incrementar la oferta. Falta una serie de reformas que no es fácil porque implica a ayuntamientos, Estado y comunidades. Si limitamos los precios se hará más pequeña la oferta.
¿Y los trabajadores pobres? ¿Los hay?
Sí, los hay. La legislación laboral, con dos vertientes tan marcadas, nos lleva a que haya gente que lo pase mal. Esta es una de las reformas más importantes que hay que abordar.
¿Hay cada vez más lobbies? Tecnológicos, por ejemplo.
Estos grandes no me preocupan porque en tecnología salen competidores. Lo que necesitas es que haya libertad a la hora de introducir innovaciones. Aquí, por ejemplo, han retirado los patinetes. Innovar a ca nostra... Nos ponemos muchas medallas de que innovamos, pero procuramos que haya poca innovación. Esta es la realidad. Me preocupan los monopolios locales. En distribución de carburante, alimentos, comercio, el servicio de agua... Hay que promover la competencia.
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