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Estamos en un año muy complicado en los mercados financieros, donde prácticamente nada da rentabilidad positiva. Pocas bolsas están en positivo, a lo que hay que sumar que la renta fija, el oro y últimamente el petróleo también están experimentando retrocesos.

Las divisas cobran una importancia mayor de lo común ante este escenario, ya que sirven para intentar disminuir riesgos en dos sentidos: (i) por una parte son activos poco correlacionados con los anteriores y un inversor puede utilizarlo como un instrumento más, y, (ii) por otro lado, cubrir el riesgo divisa de inversiones fuera de la zona euro elimina un posible problema adicional.

El dólar americano es la divisa más utilizada y está dando alegrías a quien tenga exposición a ella: desde mínimos anuales se ha revalorizado más de un 10% respecto al euro.

Además, lo está haciendo con un comportamiento muy académico ya que a nivel macro (EEUU subiendo tipos de interés a mayor ritmo que Europa) era lógico; y a nivel técnico ha respetado teorías básicas de soportes, resistencias y directrices. Ahora, el euro ha vuelto a perder los 1,15 dólares, con lo que, si lo consolida, podría volver a dirigirse a 1,05. En caso de no hacerlo, los 1,20 serían su principal resistencia.

Por su parte, el euro/yen se está moviendo de forma “aburrida” los últimos meses, entre 127 y 132. La rotura y consolidación de la parte alta o baja de este canal puede marcar sus próximos objetivos: o 141 o 123.

El franco suizo también merece atención, especialmente en momentos convulsos, ya que siempre ha sido, y aún lo es, un “activo refugio” cuando van mal las cosas. Tras tocar los míticos 1,20 se está revalorizando (o depreciando el euro) hacia los 1,10-1,11 euros/CHF. En caso de romper también este nivel el siguiente objetivo podría ser la paridad 1-1.

La libra sigue a la espera de alguna resolución del brexit: sería muy positivo que rompiera el 0,87 para recuperar buena parte de lo perdido durante los últimos dos años y medio. Por el contrario, los 0,91 le están aguantando las bajadas. De momento continúa la incertidumbre a la espera de los próximos acontecimientos.