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Con algunos descansos como el que se comentó en esta sección la semana pasada, las bolsas europeas siguen con su tendencia alcista que comenzó a finales de junio de 2016 y que disfrutó de un fuerte impulso a finales de año.

Estas subidas se encuentran en un punto importante ya que los principales índices están en niveles de resistencia, es decir, puntos donde anteriormente se han frenado. En caso de romperlos puede ser el detonante de nuevas revalorizaciones y en caso de no hacerlo podría haber retrocesos hacia soportes. Hay que reconocerlos, aunque es cierto que no se trata de resistencias tan fuertes como las que se rompieron en diciembre de 2016 y, por tanto, los movimientos no serán tan bruscos (para bien o para mal).

Justamente el caso del IBEX es una excepción: al ir retrasado respecto a sus homólogos europeos sí está en una resistencia muy relevante entre los 9.600 y los 9.800. Este nivel equivaldría a los 3.100 del EuroStoxx que tanta alegría ha dado.

Es verdad que en caso de romperlos, los psicológicos 10.000 estarían demasiado cerca, pero muchas veces los mercados obvian niveles "no reales" y podríamos ver una escalada hacia los 11.000-11.200. Si no puede con ellos el primer suelo lo está haciendo, de forma repetida, en 9.250. Los siguientes serían los 8.900 y 8.200 que ya supondrían pérdidas excesivas.

El EuroStoxx ya lleva unas semanas intentando romper los 3.300-3.315; su consolidación marcaría un nuevo objetivo de 3.500, estando los 3.800 también en el punto de mira. De lo contrario, los 3.170 y los mencionados 3.100-3.000 deberían soportar las caídas. Si el DAX alemán consigue perforar los 11.900 ya solo le quedará la resistencia de los 12.430 que marca su máximo histórico. Siendo una resistencia más débil que las que se han comentado de IBEX y de EuroStoxx parece más fácil que lo haga, aunque habría que estar atentos a los 11.500-11.400 por si no lo consiguiera.